Tuesday 4 May 2010

LA CRISIS DE 1200 a C (2)

LA CRISIS DEL MEDITERRÁNEO ORIENTAL Y EL ORIGEN DE LOS FRIGIOS

por Carlos J. Moreu


RESUMEN

Los antepasados balcánicos de los frigios –llamados bryges por Herodoto– se trasladaron a Asia Menor durante un periodo de crisis que se produjo al final de la Edad de Bronce. Los hallazgos arqueológicos indican que los proto-frigios habían mantenido contactos con los griegos micénicos en el área del golfo Termaico y que jugaron un importante papel en la crisis del Mediterráneo. Pequeños grupos pertenecientes a este pueblo se establecieron en el sur de Grecia, y un contingente más numeroso debió de aliarse con los micénicos alrededor de 1200 a C, con el fin de invadir varias regiones de Anatolia y Siria. Los proto-frigios usaban un característico estilo de cerámica hecha a mano, la cual ha sido encontrada no solamente en Asia Menor sino también en Grecia, Chipre y la costa siria.

INTRODUCCIÓN

Es bien sabido que los frigios ocuparon una gran parte de la meseta anatólica durante el inicio de la Edad de Hierro y que su poderoso reino tenía su base en Gordion.1 Esta región, sin embargo, fue dominada por los lidios en el siglo VII a C, y después fue sucesivamente absorbida por la expansión del imperio persa y por las conquistas de Alejandro Magno.
Ahora bien, la historia de ese floreciente periodo del reino frigio es prácticamente desconocida, porque las únicas fuentes contemporáneas son unas pocas referencias a este pueblo en los anales asirios y un grupo de inscripciones frigias que están datadas entre los siglos VIII y VII a C. Aparte de esta documentación, los textos clásicos griegos sobre los frigios fueron escritos en tiempos posteriores, y estaban generalmente basados en la tradición oral. No obstante, las excavaciones arqueológicas de las últimas décadas han mostrado la cultura material de los frigios. Se han encontrado vestigios de su presencia no solamente en el territorio de Frigia sino también en otras regiones de Asia Menor.
Los hallazgos arqueológicos proporcionan, además, algunas evidencias del asentamiento inicial de los frigios y confirman el origen balcánico de su migración. Así pues, la comparación de estos datos con las fuentes literarias indica que la invasión de la población proto-frigia estuvo estrechamente relacionada con la gran crisis que afectó el Mediterráneo oriental alrededor de 1200 a C, cuando muchos centros prósperos de la Edad del Bronce reciente fueron devastados. Este estudio interdisciplinar también revela una importante asociación entre los griegos micénicos y los antepasados europeos de los frigios, producida durante aquel convulso periodo.

LOS FRIGIOS EN LAS FUENTES CLÁSICAS

La primera referencia a los frigios se encuentra en la Ilíada, ya que Homero incluyó a este pueblo entre los aliados del rey Príamo en la legendaria Guerra de Troya. Este autor también indicó que los frigios ocupaban el valle del río Sangario unas décadas antes del conflicto. Sin embargo, el historiador lidio Janto creía que los frigios se habían trasladado de Europa a Asia Menor después de la caída de Troya, cuando el noroeste de Anatolia estaba gobernado por Escamandrio, un hijo de Héctor y sucesor de Príamo que –de acuerdo con ciertas versiones del mito– fue uno de los supervivientes troyanos. Janto afirmaba que los frigios llegaron desde la costa occidental del mar Negro, por lo que pudieron haber ocupado las regiones de Bitinia y del lago Ascania, donde pasarían a ser los vecinos orientales de los troyanos.2
Herodoto registró la tradición macedonia sobre los antepasados europeos de los frigios, cuya denominación original era bryges, explicando en otra parte de su obra que, en el siglo V a C, los bryges eran una tribu tracia que se enfrentó al ejército persa en Macedonia. Este autor localizó la patria del legendario rey Midas en el área del monte Bermion, no lejos de la región balcánica llamada Migdonia, y éste es también el nombre de un territorio asiático poblado por los frigios. Varios siglos después, Estrabón indicó que los phryges (o frigios) llegados a Anatolia eran el mismo pueblo que los bryges, quienes vivían en Tracia. También señaló el origen tracio de los migdones, bébrices, bitinios y mariandinos, así como el asentamiento de inmigrantes frigios en algunas zonas de la Tróade, después de la Guerra de Troya.3
Con respecto a los bryges, Apolonio de Rodas situó un grupo de este pueblo balcánico en la costa norte de Iliria, junto a las islas llamadas Brigeides, y Eugamón de Cirene relató una legendaria batalla entre los bryges y los tesprocios, una tribu helénica de Epiro que estaba comandada por el famoso héroe Odiseo.4 Así pues, los antepasados de los frigios pudieron haber ocupado una amplia zona que se extendía desde las costas del Egeo hasta el valle del Danubio. Es incluso posible que su etnónimo indoeuropeo –que puede significar “altos” o “prominentes”– fuera usado como una denominación común por las tribus tracias, macedonias e ilirias de la Edad del Bronce final, incluyendo a los migdones establecidos al norte de Calcidia.
Hay otro mito helénico, narrado por Diodoro Sículo, que recordaba una migración balcánica a Asia Menor. Ésta fue encabezada por un tracio llamado Mopso, quien había sido expulsado de su territorio por el rey Licurgo. Mopso y sus seguidores derrotaron a la legendaria Mirina, reina de las amazonas, y se apoderaron de sus tierras en Anatolia occidental. Es interesante que Mopso también fuese el nombre de dos adivinos míticos; uno de ellos fue un tesalio que tomó parte en la expedición de los argonautas, y el otro nació en la ciudad anatolia de Colofón. De acuerdo con la tradición griega, este último héroe también emigró al este en la época de la Guerra de Troya y fundó entonces algunas ciudades en Cilicia.5
La última leyenda que puede ser útil para este estudio es la de Tereo, otro caudillo tracio que había abandonado su patria. Tereo no se desplazó hasta Anatolia, pero se estableció en la región griega de Fócide y se casó con la hija de Pandión, rey de Atenas. La esposa de Demofón, un descendiente del monarca ateniense, también estaba relacionada con la población tracia, ya que era una princesa bisaltia llamada Filis.6

INTRUSOS DEL NORTE EN EL MUNDO EGEO

La evidencia arqueológica procedente de Yassihöyük, el antiguo asentamiento de Gordion, indica que esta ciudad anatolia fue abandonada alrededor de 1200 a C, en la época de la crisis del Mediterráneo oriental, y que sus nuevos habitantes llegaron unos 100 años después. Esta población ha sido identificada como los inmigrantes proto-frigios que ocuparon el estrato 7B. Su cerámica hecha a mano y bruñida es conocida como EIAH (Early Iron Age Handmade) por los arqueólogos, y es generalmente considerada de origen balcánico.7
Esta cerámica también ha sido relacionada con otras cerámicas “bárbaras” encontradas en Troya y en diversos lugares de Grecia central y meridional.8 La cerámica bruñida hecha a mano (Handmade Burnished Ware) de Troya, también llamada Coarse Ware, apareció en la fase VIIb1 (datada en el siglo XII a C), y la cerámica bruñida hecha a mano de Grecia fue utilizada en el mismo periodo, aunque hay algunos ejemplos procedentes de Tirinto cuya datación es un poco más temprana (siglo XIII a C). Además de Tirinto, el uso de esta cerámica está atestiguado en Micenas, Korakou, Asine, Pellana, Aigeira, Teichos Dymaion, la isla de Creta, Lefkandi, Atenas, Perati, Eleusis, Delphi, Kalapodhi y el Menelaion de Esparta. En todos esos centros, sin embargo, los hallazgos de HBW (Handmade Burnished Ware) no son numerosos y la cerámica micénica hecha a torno continuó siendo el estilo más habitual.9
En la región helénica de Epiro, la cual no estaba incluida en el mundo micénico, la cerámica era bastante similar a la cerámica hecha a mano que se ha encontrado en el centro y el sur de Grecia, aunque no estaba bruñida. Otros ejemplos de cerámica bruñida hecha a mano fueron usados en el sur de Italia, pero este hecho podría deberse a la posible llegada a esta región de algún pueblo balcánico desde la cercana costa de Iliria.10
Ahora bien, las pequeñas cantidades de HBW encontradas en Chipre son más interesantes para este estudio, ya que están claramente asociadas con la cerámica micénica utilizada por los expedicionarios marítimos asentados en Enkomi y en otras localidades chipriotas alrededor de 1200 a C. Así pues, parece que la cerámica hecha a mano que apareció en la Grecia micénica fue también introducida en la isla durante este periodo.11 Finalmente, los hallazgos más recientes de HBW son los de Tell Kazel en la costa siria.12
La mayoría de los investigadores cree que la HBW fue fabricada localmente en Grecia por pequeños grupos de inmigrantes balcánicos, quienes fueron asimilados durante el siglo XII a C.13 No obstante, algunos autores han rechazado la idea de un origen foráneo para esta cerámica, así como la existencia de intrusos del norte en los territorios micénicos. G. Walberg argumenta que las vasijas hechas a mano fueron usadas en Grecia en el periodo Heládico Medio y que unos pocos ejemplos de cerámica micénica también son bruñidos, pero no ha explicado el largo hiato de unos 400 años en los que esa tosca cerámica no fue fabricada por los micénicos. D. B. Small sigue algunas ideas sugeridas por G. Walberg y N. K. Sandars, y explica la aparición de la HBW como una consecuencia de la crisis socio-económica producida en la Grecia micénica desde mediados del siglo XIII a C. Small cree que el declive del sistema palacial favoreció la fabricación de esta cerámica por la población autóctona.14
Esta última hipótesis, sin embargo, sería más plausible si el estilo hecho a mano que se desarrolló en Grecia hubiese imitado la cerámica micénica, en lugar de una cerámica balcánica del norte. De hecho, los mejores paralelos se han encontrado en las vasijas hechas a mano que fueron utilizadas en Macedonia oriental y en Tracia occidental durante la Edad de Bronce reciente, si bien hay algunos rasgos que probablemente derivasen del estilo cerámico de Noua-Coslogeni, una cultura europea localizada en la desembocadura del Danubio.15 Es también significativo que el análisis petrográfico llevado a cabo en 21 fragmentos de HBW procedentes del Menelaion espartano muestra la presencia de “grog-tempering”, una técnica de manufactura no-micénica, en esas vasijas.16 Es más, el origen foráneo de la HBW está confirmado por la aparición de otras innovaciones culturales en Grecia durante el mismo periodo. La espada de empuñadura con rebordes (tipo IIa), que había sido creada en la zona del Danubio, fue usada en Micenas así como en Enkomi, una ciudad chipriota que fue ocupada por los micénicos, y un nuevo tipo de lanza fue igualmente introducido en el mundo egeo desde otras regiones de Europa.17
Se ha señalado que algunos de los hallazgos arqueológicos relacionados con los inmigrantes balcánicos aparecieron en ciudades micénicas que no sufrieron destrucciones durante aquel turbulento periodo, como Korakou y Asine.18 Puesto que los intrusos del norte no eran numerosos, no pueden ser considerados invasores o conquistadores. Por consiguiente, la presencia de estos extranjeros en Grecia es diferente a la de los proto-frigios en Gordion, quienes realmente se apoderaron de la ciudad anatolia.
A la luz de estos datos, los recién llegados a Grecia pueden ser identificados como mercenarios y trabajadores empleados por los micénicos, quienes finalmente se establecieron en las tierras helénicas. Ésta es una solución muy aceptable que fue propuesta por H. W. Catling y S. Deger-Jalkotzy.19 Pequeños grupos de inmigrantes balcánicos debieron de haber llevado sus propias armas de bronce a la Grecia micénica, donde continuaron fabricando y usando su característica cerámica. Los guerreros norteños probablemente tomaron parte en los conflictos internos producidos en el mundo micénico durante la segunda mitad del siglo XIII a C, apoyando a los ejércitos involucrados. De hecho, la primera aparición de la HBW ocurrió en Tirinto cuando la ciudad fue masivamente fortificada.20 Es posible que los griegos micénicos también reclutasen algunos mercenarios del norte de Grecia, junto a aquéllos que procedían de Tracia y Macedonia, pero este hecho no puede ser identificado con la progresión de los dorios, la tribu helénica que obtuvo el control del Peloponeso 100 años más tarde.21 Así pues, la llegada de estos pequeños grupos desde el norte, datada entre el siglo XIII y el XII a C, no está conectada con la legendaria invasión doria; pero puede ser identificada como el trasfondo histórico del mito griego de Tereo, el héroe tracio que se estableció en Fócide, teniendo en cuenta que ésta es una de las regiones helénicas donde se ha encontrado la cerámica hecha a mano.


MICÉNICOS Y PROTO-FRIGIOS

En la Edad de Bronce reciente, la cultura europea de los Campos de Urnas se expandió por el valle del Danubio y alcanzó la región tracia de los montes Ródopes. La incineración en urnas se hizo allí muy usual, tanto en tumbas planas como bajo túmulos de piedras, pero en algunas ocasiones los tracios no utilizaron urnas y practicaron la cremación in situ. La cerámica hecha en los Ródopes era similar a la del noroeste de Tracia, donde se han encontrado tumbas de inhumación y de incineración. La cultura oriental de Noua-Coslogeni también se extendió a los Balcanes alrededor de 1250 a C, y por ello el estilo cerámico de algunas vasijas bruñidas hechas a mano estaba relacionado con esa cultura. Sin embargo, la cerámica hecha a mano usada en Macedonia durante la Edad de Bronce reciente tenía su origen inmediato en los valles de los ríos Morava, Struma y Vardar; y la desembocadura del Vardar (el antiguo Axio) está situada en el golfo Termaico, entre Calcidia y el área del monte Bermion.22 Ésta fue precisamente la tierra originaria del pueblo proto-frigio, de acuerdo con la tradición griega.
Es bien sabido que las tierras altas del sureste de Europa eran ricas en estaño y cobre, y este hecho permitió el desarrollo de una avanzada metalurgia del bronce en los Balcanes. Desde el siglo XIV a C, los griegos micénicos visitaron el golfo Termaico, donde debieron de haber intercambiado mercancías con la población indígena. Los fragmentos de cerámica micénica IIIA y IIIB importada que se han encontrado en Assiros, un yacimiento situado al noroeste de Calcidia, han atestiguado esos contactos iniciales. Posteriormente la cerámica micénica fue fabricada localmente en esa zona, junto a la cerámica balcánica hecha a mano. Entre las localidades macedonias que produjeron objetos micénicos en el siglo XIII a C hay tres (Thermi Toumba, Gona y Perivolati) que han sido consideradas asentamientos micénicos permanentes, o al menos unas factorías comerciales micénicas. Ahora bien, el enclave de Kastanas también es relevante para este estudio. Estaba localizado en una pequeña isla en el río Axio, durante la Edad de Bronce, y los hallazgos arqueológicos incluyen un tipo micénico de casa y muchos ejemplos de cerámica micénica hecha a torno, los cuales están datados en los siglos XIII y XII a C. Esta cerámica coexistió con una cerámica local más abundante, pero sólo el 1% fue importado de Grecia.23
En base a esta evidencia arqueológica, se deduce que los griegos micénicos habían establecido relaciones amistosas con los habitantes de la antigua Migdonia y la desembocadura del río Axio. La presencia de mercaderes y colonos micénicos en la costa septentrional del Egeo debió de haber producido una gran influencia en la cultura balcánica. Así pues, es muy plausible que algunos guerreros y trabajadores proto-frigios fueran reclutados por los micénicos en el golfo Termaico y fuesen trasladados al sur de Grecia. La demanda de guerreros extranjeros, armados con sus propias armas de bronce, fue seguramente originada en la segunda mitad del siglo XIII a C, cuando las rutas comerciales orientales se volvieron inseguras y los reinos micénicos estaban probablemente envueltos en una guerra. Este conflicto, que causó algunas destrucciones en los principales centros helénicos, puede relacionarse con la legendaria enemistad entre los tebanos y los argivos, puesto que Tebas fue una de las ciudades atacadas durante aquel periodo.24 De acuerdo con la mitología griega, el asedio de Tebas tuvo lugar unas pocas décadas antes de la Guerra de Troya, así como la muerte de Hilo, un hijo de Heracles que había conducido su ejército desde el territorio tebano hasta el Peloponeso pero fue finalmente derrotado.25
La influencia cultural que los proto-frigios recibieron de los griegos micénicos puede estar representada en una inscripción frigia datada en el siglo VI a C. Este documento epigráfico fue hallado cerca de la localidad turca de Yazilikaya, en la misma zona ocupada por la llamada “Ciudad de Midas”. La inscripción dedica un monumento, que había sido tallado en la roca, a “Midai lavagetaei vanaktei”. Según el análisis realizado por F. De Graaf, el nombre real de Midas (o “Midai”) está acompañado en este texto por dos palabras (“lavagetaei” and “vanaktei”) que derivaban de los términos micénicos ra-wa-ke-ta (lawagetas) y wa-na-ka (wanax). En base a esta evidencia, M. Lejeune sugirió que los frigios pudieron haber imitado la organización política de los griegos “pre-homéricos”, y por ello habían adoptado esos antiguos términos que designaban las dos principales funciones de autoridad en la sociedad micénica.26
De este modo, los contactos entre la población proto-frigia y los griegos micénicos han sido evidenciados por diversos datos arqueológicos. La confirmación final, sin embargo, se puede encontrar en las tierras orientales que sufrieron las principales consecuencias de esta asociación.

LA CRISIS DEL MEDITERRÁNEO ORIENTAL

Los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en el Próximo Oriente alrededor de 1200 a C provocaron el colapso del imperio hitita. El palacio real de Hattusa fue destruido al mismo tiempo que otros significativos enclaves de Anatolia y Siria. También es sabido que algunas tablillas hititas del siglo XIII a C se referían al pueblo de los ahhiyawa –generalmente identificado con los aqueos o micénicos– como un poderoso enemigo que venía del oeste. De acuerdo con otra tablilla de aquel periodo, los hititas habían obtenido el control de la isla de Chipre, un importante centro comercial que era muy rico en cobre.27 Así pues, el dominio hitita de Chipre debió de haber bloqueado el comercio micénico, ya que hubo una inusual escasez de cerámica micénica en esta isla durante las últimas décadas del siglo XIII a C. La reducción de importaciones micénicas también se produjo en las tierras asiáticas vecinas, y causó allí la aparición de un nuevo tipo de cerámica, el llamado “Estilo Rudo”, que era una imitación local del estilo micénico IIIB.28
En Grecia, el sistema palacial resultó probablemente afectado por esta situación. Como los principales reinos micénicos estaban envueltos en algunos conflictos armados en esa época, su demanda de metales y guerreros pudo haber incrementado los contactos micénicos en la costa de Macedonia. Es incluso posible que los mercenarios norteños viajasen hasta Grecia en los mismos barcos micénicos que visitaban su tierra.
No obstante, la ruta comercial micénica hacia el este fue restablecida al principio del siglo XII a C, después de la ocupación de Chipre por los griegos micénicos. Ellos eran, de hecho, los atacantes que destruyeron Enkomi y otras ciudades alrededor de 1200 a C. Las innovaciones culturales que aparecieron en las ciudades reconstruidas de Chipre procedían en su mayoría del Egeo, y los fragmentos de cerámica micénica IIIC:1 hallados en esos lugares son muy numerosos. Estas innovaciones incluyen algunos elementos arquitectónicos –como murallas ciclópeas, hogares y salas de baño– además de nuevos objetos de bronce de origen europeo, pesas de telar y estatuillas antropomórficas de terracota. La espada del tipo IIa de origen danubiano fue indudablemente usada por los invasores ya que un guerrero armado con una de esas espadas, de empuñadura con rebordes, fue enterrado en la ciudad conquistada de Enkomi. También usaba un tipo de grebas micénicas.29
Un cierto número de inmigrantes balcánicos pudo haberse asentado en Chipre junto a los griegos micénicos. Se encontraron pequeñas cantidades de vasijas bruñidas hechas a mano en Enkomi y otras colonias micénicas de Chipre, de modo que esta cerámica fue probablemente introducida por los aliados bárbaros de los micénicos. La HBW aparece en Maa-Palaeokastro, por ejemplo, una fortaleza de estilo egeo que fue construida en la costa occidental. No es factible que la presencia de esta cerámica en la isla fuese debida al comercio marítimo, porque una tosca vasija hecha a mano no sería apreciada en los mercados orientales.30
El final del dominio hitita sobre Chipre, que fue sustituido por la ocupación micénica de la isla, es un importante episodio de la gran crisis de 1200 a C, también conocida como la crisis de los “Pueblos del Mar”. Esta última expresión está basada en las inscripciones del templo egipcio de Medinet Habu, las cuales registraban los principales hechos históricos de la crisis, incluyendo el ataque a Chipre (llamada Alasa por los egipcios). Después del estudio epigráfico de estas inscripciones, H. H. Nelson concluyó en 1929 que la crisis del Mediterráneo oriental fue básicamente una cadena de conflictos y migraciones, las cuales tuvieron su origen en el sureste de Europa y en los territorios egeos. Él expuso su idea en el siguiente texto: “alrededor de 1200 a C la corriente invasora desde Europa había pasado a través de Asia Menor, había destruído el imperio hitita, y se había extendido por la península. En toda esta agitación, elementos de las antiguas poblaciones fueron desalojados de sus asentamientos; y si no fueron alcanzados por el avance de la oleada invasora, huyeron antes en busca de nuevos hogares. Muchos de estos norteños, tanto los recién llegados como los vencidos, estaban muy familiarizados con el mar.”31 De este modo, Nelson dedujo que los cinco Pueblos del Mar que se desplazaron a la frontera egipcia durante el reinado del faraón Ramsés III fueron los pueblos derrotados de Anatolia, expresando claramente su conclusión en este texto: “Los disturbios en Siria registrados en el año 8 y probablemente los del año 5 habían sido causados, aparentemente, por un movimiento en masa desde Asia Menor en el que los pueblos de la parte meridional de la península, desalojados de sus hogares por los recién llegados de Europa, se habían desplazado hacia el sur no solamente en una invasión militar sino también en una comprensible migración, con sus familias y posesiones, para buscar un nuevo hogar en las provincias asiáticas de Egipto.”32 Como es bien sabido, los filisteos que se asentaron en la costa meridional de Canaán, llamados peleset por los egipcios, estaban incluidos en la coalición formada por cinco Pueblos del Mar.33
N. K. Sandars también explicó la llegada de los Pueblos del Mar a Palestina como el final de una reacción en cadena. Ella sugirió que esos grupos se trasladaron desde Anatolia, Chipre y el norte de Siria porque habían sido hostigados por otras bandas que pocedían mayoritariamente del oeste. De hecho, los filisteos y sus aliados fueron representados en los relieves de Medinet Habu como refugiados que viajaban con sus mujeres y niños. La inscripción del segundo pilono indica que Kheta (el territorio hitita), Kode (Cilicia), Karkemis (una región siria), Arzawa (Anatolia occidental) y Alasa (Chipre) fueron atacadas y devastadas por “extranjeros” que tenían su patria en “islas” o zonas costeras.34
La evidencia arqueológica procedente de Siria muestra efectivamente que ese territorio fue invadido por los agresores europeos, al igual que la isla de Chipre. La ciudad costera de Ugarit fue destruida durante la crisis y nunca fue reedificada, pero la localidad ugarítica de Ras Ibn Hani fue ocupada por un grupo de recién llegados que usaba cerámica micénica IIIC:1.35 Otro ejemplo es Tell Kazel, un enclave localizado a 3,5 kms de la costa que ha sido identificado con la antigua Simyra o Sumur, el principal centro del reino sirio de Amurru; la cerámica bruñida hecha a mano apareció allí al principio del siglo XII a C.36 Los hallazgos más significativos, sin embargo, han sido obtenidos en Hamath, no lejos de la costa siria. Los cementerios de cremación de Hamath han revelado la llegada de un grupo de intrusos que están claramente relacionados con la cultura europea de los Campos de Urnas. Los arqueólogos que trabajaron en este yacimiento atribuyeron las tumbas de cremación a las migraciones que tuvieron lugar al final de la Edad de Bronce, ya que encontraron allí más de 1000 urnas de estilo europeo. La cultura material de los extranjeros también incluye espadas de empuñadura con rebordes y fíbulas de arco, las mismas innovaciones que fueron introducidas en Chipre en la fecha de la crisis.37 Así pues, el origen de estos inmigrantes puede situarse en los Balcanes, donde la cremación en urnas también fue practicada durante la Edad de Bronce final. Otro hallazgo excepcional es el barco micénico pintado en una de las urnas de Hamath,38 el cual confirma que los proto-frigios se coaligaron con los micénicos con el fin de invadir las tierras orientales, normalmente controladas por los hititas. No obstante, parece que la presencia de estos intrusos balcánicos no tuvo unas consecuencias tan permanentes en Hamath como en Gordion.
Con respecto a la península de Anatolia, la ciudad de Hattusa fue abandonada por sus habitantes alrededor de 1200 a C, pero el barrio de Büyükkaya, situado en el nordeste de la ciudad, fue ocupado inmediatamente por un grupo menos civilizado que venía de una región septentrional de Anatolia. Estos recién llegados pertenecían probablemente a la tribu de los kaska, cuya tierra de origen estaba situada entre el territorio hitita y el mar Negro. También es posible que los kaska, enemigos tradicionales de Hatti, invadiesen este país desde el norte una vez que el ejército hitita se hubiera debilitado por los ataques de los micénicos y los proto-frigios. Así y todo, los agresores balcánicos debieron haberse apoderado de algunas zonas del país hitita. De hecho, la nueva población de Hattusa se incrementó durante la Edad de Hierro inicial, y su cultura material se fue haciendo más parecida a la de los frigios.39
En la costa de Asia Menor, la ciudad cilicia de Tarso fue también atacada durante la crisis, y la cerámica micénica IIIC:1 fue usada en la siguiente fase de este enclave.40 Sin embargo, la única región costera de Anatolia en la que el registro arqueológico ha atestiguado una temprana presencia de inmigrantes balcánicos es la Tróade.

LA CAÍDA DE TROYA

La ciudad llamada Troya VIIa fue destruida por el fuego al principio del periodo micénico IIIC –que habitualmente se data en el 1200 a C– y sus atacantes debieron de haber sido los aqueos o micénicos, los mismos expedicionarios marítimos que, de acuerdo con la principal inscripción de Medinet Habu, no pudieron ser vencidos por los habitantes de Arzawa (Anatolia occidental) y otras tierras asiáticas.41
El final de Troya VIIa, que es comparable a la violenta destrucción de Enkomi por los griegos micénicos, seguramente dio origen al mito clásico de la Guerra de Troya. Como quedó registrado en esta antigua tradición, los aqueos no ocuparon la Tróade después de su victoria. Por otra parte, algunos héroes legendarios de la Guerra de Troya, como el arcadio Agapenor y Teucro de Salamina, se asentaron más tarde en Chipre, la isla que fue ocupada por los micénicos.42
La ciudad de Troya fue reconstruida y habitada por la población autóctona, quienes siguieron fabricando su típica cerámica (la llamada Anatolian Grey Ware y la Tan Ware). En esta nueva fase de la ciudad, Troya VIIb, también han sido descubiertos algunos ejemplos del estilo de cerámica micénica IIIC, pero la innovación más importante es el uso de cerámica bruñida hecha a mano. En la primera subfase VIIb1, datada en el siglo XII a C, la llamada Coarse Ware apareció en Troya, y un segundo estilo de cerámica bárbara, la Knobbed Ware, fue utilizada en la siguiente subfase VIIb2 junto con la Coarse Ware y las cerámicas troyanas.43 La mayoría de los estudiosos han asumido que esas vasijas hechas a mano fueron introducidas en la Tróade por un pueblo extranjero de origen balcánico, y que las cerámicas bárbaras de Troya estaban también relacionadas con la HBW encontrada en la Grecia micénica y con la cerámica EIAH usada en Gordion durante el siglo XI a C. Por ejemplo, J. B. Rutter señaló las afinidades estilísticas de la Coarse Ware con la HBW obtenida en la localidad argólica de Karakou, ambas inspiradas en prototipos tracios.44 Sin embargo, E. F. Bloedow ha rechazado las conclusiones de Rutter argumentando que la Coarse Ware encontrada en Troya podía tener un origen local, aunque él acepta la procedencia extranjera de la Knobbed Ware.45 Bloedow ha seguido el estudio inicial del arqueólogo C. W. Blegen, que probablemente está obsoleto. En cualquier caso, la presencia de cierta población balcánica en la Tróade, durante la Edad de Hierro inicial, no puede ser negada.46
Esta evidencia arqueológica confirma el fundamento histórico de las antiguas tradiciones que fueron recopiladas por Estrabón, relativas al asentamiento de los frigios en el noroeste de Anatolia después de la Guerra de Troya. Según el geógrafo griego, los europeos recién llegados habían ocupado la costa septentrional de la Tróade, desde la región de Cízico hasta Practio. Este autor también indicó la antigua presencia de tracios en la zona troyana de Abidos y el establecimiento de otra tribu tracia, los llamados treres, en un territorio cercano. Asimismo el historiador lidio Janto relató que Escamandrio de Troya, el nieto de Príamo, había recibido a los frigios en su país.47 Así pues, los inmigrantes balcánicos pudieron haber controlado el estrecho de los Dardanelos después del conflicto. Por otra parte, la Ilíada homérica indica que los frigios y los tracios se unieron al ejército troyano durante el legendario asedio, pero se trata probablemente de un anacronismo que pudo haber sido introducido en la tradición griega desde el siglo X a C, cuando los frigios debían de ser vistos como un significativo componente de la población de Anatolia occidental. Así y todo, el papel desempeñado por el pueblo proto-frigio en la destrucción de Troya VIIa no está claro. Si ellos no participaron directamente en el ataque, como mercenarios o aliados de los micénicos, probablemente aprovecharon la victoria helénica apoderándose de algunos territorios troyanos y misios.
Con respecto a los troyanos, también llamados teucros (o teukroi) por los autores clásicos, Herodoto mencionó a los descendientes de este pueblo, quienes seguían viviendo en la Tróade durante el siglo V a C y eran conocidos como teucros gergitas. Estrabón describió los lugares ocupados por los gergitas, y Jenofonte se refirió a una ciudad fortificada de la Tróade que era llamada Gergis.48 Sin embargo, las leyendas griegas relativas a la migración de refugiados troyanos parecen tener un cierto trasfondo histórico, puesto que el nombre de los tjeker, uno de los Pueblos del Mar registrados en las inscripciones de Medinet Habu, ha sido normalmente leído como teucros. La principal inscripción egipcia indica que un grupo de tjeker acompañó a esos Pueblos del Mar errantes que se desplazaron hacia el sur desde la tierra siria de Amurru, donde habían acampado previamente.49 Este acontecimiento puede relacionarse con el reciente hallazgo de Anatolian Grey Ware en el enclave amorita de Tell Kazel-Symira, una cerámica hecha a torno que fue introducida allí durante la crisis. El análisis químico indica que unas pocas vasijas de este estilo habían sido fabricadas en la Tróade pero, de acuerdo con la arqueóloga L. Badre, es posible que otros ejemplos fueran producidos localmente en Amurru.50

LA IDENTIDAD DE LOS MUSKI

Los anales del rey asirio Sargón II están datados en el siglo VIII a C y, de acuerdo con esta fuente, la tierra de Que (Cilicia) había sido sometida en esa época por el pueblo de los muski, cuyo rey se llamaba Mita. Posteriormente, Sargón II derrotó a Mita y restableció en las ciudades de Que su anterior status.51 Se asume generalmente que los muski eran el mismo pueblo que los frigios, ya que el nombre de Mita ha sido identificado con el de Midas. Los asirios debieron de haberse enfrentado con los muski en las regiones anatolias de Cilicia y Capadocia. De hecho, el nombre real de Midas está también registrado en la inscripción de Kilisehisar-Tyana,52 la cual está localizada entre esas dos tierras, y la ciudad capadocia de Cesarea (la moderna Kayseri) fue anteriormente conocida como Mazaca, una denominación que seguramente deriva del nombre de los muski. El pueblo de Mosoc, mencionado en la Biblia, puede ser igualmente relacionado con los muski y con los antiguos habitantes de Mazaca.53
No obstante, la primera referencia a los muski por los anales asirios apareció a finales del siglo XII a C, cuando el rey Tiglath-Pileser I combatió contra “20.000 musku con sus cinco reyes, quienes habían mantenido durante 50 años las tierras de Alzu y Purulumzu”.54 Estas regiones estaban situadas al norte de la frontera asiria. Los anales de Tiglath-Pileser también indican que los poderosos muski (o musku) habían invadido la tierra de Katmuhu en esa época, pero el rey asirio fue capaz de derrotarlos. Su victoria final es expresada en el siguiente texto: “Conquisté a los rebeldes e insumisos subaru. Impuse el pesado yugo de mi dominio sobre las tierras de Alzu y Purulumzu que habían abandonado (la práctica de pagar) el tributo y la tasa […]”.55 Los subaru eran la población indígena de Subartu, una región que se extendía entre Nisibis y el alto Tigris. Sin embargo, Tiglath-Pileser no se enfrentó solamente a los muski y a los subaru, durante el primer año de su reinado, sino también a una fuerza de “4.000 kasku y urumu, insumisas tropas de Hatti”, quienes “habían ocupado por la fuerza las ciudades de la tierra de Subartu”.56 A la luz de estos textos, parece que los kaska (o kasku) estaban asentados en la zona que anteriormente había sido el principal territorio hitita, y los muski habían ocupado otras regiones que también colindaban con los territorios asirios. El numeroso pueblo de los muski pudo haber sido una mezcla de varias tribus balcánicas, puesto que estaba gobernado por cinco reyes, y los llamados urumu eran posiblemente una banda de arameos que se unieron a los kaska.
K. Bartl ha estudiado una cultura material de la Edad de Hierro inicial que fue desarrollada en la zona del alto Éufrates y estaba caracterizada por una cerámica tosca, usualmente decorada con simples incisiones horizontales. Esta cerámica ha sido también hallada en otros lugares que se encuentran junto al lago Van, el lago Urmia y el río Araxes. Bartl ha atribuido el uso de esta cerámica con incisiones, la cual es bastante diferente de la EIAH descubierta en Gordion, a los muski citados en los anales asirios, y por ello ha rechazado la identificación de los muski con los proto-frigios.57 Es muy probable, sin embargo, que las tierras ocupadas por los muski desde 1165 a C, llamadas Alzu y Purulumzu, no estuvieran situadas en el área del alto Éufrates. De acuerdo con V. Haas, Alzu (o Alshe) estaba localizada en las proximidades del alto Tigris.58 De hecho, la zona estudiada por Bartl es la frontera oriental de la antigua Comagene. Esta región también se cita en los anales asirios como Katmuhu, por lo que era distinta a Alzu y Purulumzu. Según la narración de Tiglath-Pileser, la invasión de Katmuhu por los muski había fracasado, ya que fueron derrotados por el ejército asirio. Como el pueblo desconocido que usaba la cerámica con incisiones en el alto Éufrates también ocupó otros lugares en el área geográfica de Armenia, es posible que estuviera emparentado con los antecesores de la población de Urartu, o quizás sea identificable con los kaska. Por otra parte, la presencia de una cultura material de origen balcánico está realmente atestiguada en las localidades sirias de Hamath y Tell Kazel, lo cual prueba que el pueblo proto-frigio había llegado hasta esas lejanas tierras desde el oeste.
En el siglo V a C, Herodoto mencionó a otro pueblo conocido como los moschoi, quienes estaban asentados al sureste del mar Negro. Los moschoi eran probablemente descendientes de un grupo de muski que se desplazó hacia el norte durante la Edad de Hierro. Los vecinos de los moschoi, llamados mossynoikoi por Herodoto, debieron de haber sido una tribu estrechamente emparentada, ya que Jenofonte y Apolonio de Rodas usaron la única denominación de mossynoikoi para designar a los habitantes de la misma región póntica, pero ellos no hicieron referencia a los moschoi.59 Los edificios hechos de madera que habitaban los mossynoikoi eran llamados “mossynes” por Apolonio, y mossynoi fue también un nombre alternativo para este pueblo, el cual se puede encontrar en el periplo de Pseudo-Escílax. El geógrafo Estrabón se refirió a una tierra montañosa llamada Moschike que estaba situada entre Cólquide y Armenia, y este territorio está relacionado con la moderna región de Meskheti en el suroeste de Georgia. Entre los autores romanos, Plinio el Viejo citó a los moschi y a los moscheni, dos pueblos asentados junto al río Ciro en Armenia, así como a los mossyni, que son directamente identificables con los mossynoi o mossynoikoi.60 Todos estos descendientes de los muski pudieron haber evolucionado de un modo diferente a los frigios, sus parientes étnicos, ya que probablemente recibieron una influencia cultural de las tribus orientales de Anatolia.
R. D. Barnett conectó la migración de los muski hacia el este con la antigua leyenda de Mopso.61 De acuerdo con la tradición griega, Mopso era un adivino que vivió en la región lidia de Colofón. Su madre era la vidente tebana Manto y su padre era el rey Racio de Caria. En otras versiones del mito, era hijo de Apolo y Manto. Mopso se unió a otro adivino llamado Anfíloco, que había participado en el legendario asedio de Troya, y ambos se trasladaron con sus numerosos seguidores a las regiones orientales de Panfilia, Cilicia, Siria y la frontera de Fenicia. Mopso y Anfíloco fundaron las ciudades de Malo y Mopsuhestia en Cilicia.62 Sin embargo, el nombre de este héroe mítico también es recordado como Moxo, el fundador de Moxópolis, una ciudad situada entre Licia y el sur de Frigia que puede estar relacionada con el pueblo frigio de los moxianoi, cuyo nombre es bastante similar al término mossynoi.63 Aunque la patria de Mopso fue localizada en Lidia, su historia puede relacionarse con la del tracio Mopso, quien había emigrado a Anatolia occidental desde los Balcanes.64 También es posible que Mopso fuese un héroe epónimo del pueblo que invadió Asia Menor y el norte de Siria durante la crisis de 1200 a C, el cual era probablemente una coalición de los griegos micénicos y los muski proto-frigios. De hecho, se han encontrado unas cuantas tumbas micénicas en el suroeste de Anatolia, incluyendo el yacimiento de Colofón, y las tablillas hititas relativas a los ahhiyawa corroboran las presencia de micénicos en esta zona durante el siglo XIII a C.65
De acuerdo con el geógrafo griego Pausanias, el padre de Mopso era Racio el cretense, quien había colonizado la región de Colofón después de derrotar a sus pobladores carios. Como los seguidores helénicos de la legendaria Manto llegaron al mismo territorio, Racio se casó con la heroína tebana, y su hijo Mopso expulsó finalmente a los carios.66 Parece que este relato épico fue creado para explicar los componentes foráneos de la población de Anatolia occidental. El rey llamado Racio representa una primera presencia de colonos minoicos que está atestiguada, por ejemplo, en la ciudad caria de Mileto,67 y la llegada de Manto muestra los posteriores asentamientos micénicos. De este modo, el subsiguiente nacimiento de Mopso puede ser interpretado como la aparición de un tercer componente étnico al final de la Edad de Bronce, y la expulsión de los habitantes indígenas se puede relacionar con la migración de los Pueblos del Mar anatólicos a Palestina. Con respecto a Mopso el argonauta, este héroe helénico era también un adivino pero su origen estaba situado en la región tesalia del río Titaresio, no lejos de la patria del pueblo proto-frigio en Macedonia.68 Este Mopso era el hijo de Ampicos y Cloris y parece ser un alter ego de Mopso el tracio y de Mopso el colofonio, por lo que su biografía mítica puede expresar también la asociación de los norteños con los griegos micénicos.
M. Astour sugirió que Mopso pudo haber sido un antiguo dios de la profecía.69 Sin embargo, no puede descartarse que la existencia de un verdadero dirigente llamado Mopso diera origen a esas antiguas leyendas, ya que su nombre era usual en la Edad de Bronce reciente. La versión hitita de Mopso era Muksus, la cual aparece en una carta escrita por uno de los reyes hititas que se llamaba Arnuwanda, y otra persona fue registrada como Mo-qo-so en una tablilla micénica.70 En el siglo VIII a C, los reyes que gobernaban la tierra cilicia de Adana estaban orgullosos de ser los sucesores de Mopso. Dos inscripciones bilingües de ese periodo se refieren al citado reino como la “casa de Mopso” o la “descendencia de Mopso” (Muksas en la escritura jeroglífica luvita, y Mps en fenicio).71 Estas denominaciones se pueden conectar también con Mopsuhestia, la ciudad fundada por el mítico Mopso que estaba localizada al este de Adana, teniendo en cuenta que Mopsuhestia significa “Hogar de Mopso” en griego. A. M. Jasink ha identificado esta ciudad con la antigua Pahri (la cual fue atacada por el rey Salmanasar III en 837 a C) basándose en la identificación del topónimo Pahri con Pagrika, el nombre clásico helénico de un monte localizado en la zona de Mopsuhestia. Esta investigadora ha señalado que la inscripción de Karatepe, uno de los textos bilingües encontrados en Cilicia, menciona “los graneros de Pahar”.72 En dicha inscripción, el territorio gobernado por los descendientes de Mopso es también denominado la llanura de Adana, un lugar que fue citado en algunas fuentes hititas anteriores como Adaniya.73
En base a esta evidencia epigráfica, se deduce que los invasores europeos que se habían asentado en la región cilicia de Adana y del río Píramo fueron finalmente asimilados por la población indígena, la cual continuó hablando la lengua luvita. Sin embargo, los extranjeros probablemente establecieron allí una nueva dinastía cuya tradicional denominación, la Casa de Mopso (o Muksas), podía haber derivado del nombre de una figura histórica o bien de una antigua deidad.74 Es incluso posible que los términos muski y moschoi se basen en el nombre de Muksas, debido a una metátesis lingüística, al igual que mossynoi y moxianoi están relacionados con Moxo. Así pues, el componente helénico de aquella invasión estaba propiamente representado en las leyendas tradicionales por los seguidores del héroe argivo Anfíloco, quien acompañó a Mopso.
Con respecto a los datos arqueológicos, más de 800 fragmentos de cerámica micénica IIIC fueron encontrados en la ciudad cilicia de Tarso, próxima a Adana. Esta cerámica es muy similar a la cerámica micénica producida en Chipre durante el siglo XII a C.75 Aunque la presencia de inmigrantes balcánicos sólo ha sido atestiguada en Siria y Chipre, hasta el momento, este pueblo pudo haber invadido el sur de Anatolia junto a los micénicos y haberse extendido después por Siria, el sur de Capadocia y el alto Tigris. La participación de los proto-frigios en la conquista de Cilicia explicaría que, a finales del siglo VIII a C, el rey Mita o Midas intentase recuperar el control de este territorio.
Volviendo a la inscripción de Karatepe, los habitantes de Adana son llamados adanawani en lengua luvita y dnnym en el correspondiente texto fenicio. Otras fuentes del siglo XIV y XIII a C se refieren a la misma zona como la tierra de Danuna.76 Esta denominación parece ser semítica y fue probablemente originada en la tierra colindante de Siria. Los llamados denyen eran uno de los cinco Pueblos del Mar derrotados por el ejército de Ramsés III, según las fuentes egipcias, y son también identificables con el pueblo de Adana o Danuna.77 La panoplia de los guerreros denyen, representados en los relieves de Medinet Habu, es semejante a la de los tjeker y los peleset, lo cual indica que estos tres pueblos tenían su patria originaria en las costas de Anatolia. Así pues, una parte de los antiguos habitantes de Cilicia también emigró a Canaán, junto con los refugiados filisteos y teucros.
No obstante, los aqueos o micénicos eran usualmente llamados danaoi en los poemas homéricos, y está denominación está registrada en una inscripción egipcia del siglo XIV a C que se refería a la Grecia micénica como Danaya o Tanaya.78 Es evidente que el nombre étnico de los denyen de Cilicia y el nombre de Danaya son prácticamente idénticos, pero este hecho puede ser debido a una influencia cultural que se extendió a través del Mediterráneo oriental. El término semítico dan significa juez y el canaaneo adon significa señor,79 por lo que un nombre derivado pudo haber sido adoptado por las élites micénicas que dominaron el Egeo desde el siglo XV a C. Es más, la tradición griega recuerda al héroe epónimo Dánao, un legendario predecesor de los danaoi que estaba relacionado de algún modo con los antiguos hicsos, gobernantes asiáticos de Egipto. De acuerdo con este mito, Dánao era hijo de Belo –cuyo nombre deriva del semítico Bel o Baal– y fundó una dinastía real en Argos, el país donde obtuvo refugio.80
Por consiguiente, el pueblo llamado denyen por los egipcios no correspondía a los habitantes helénicos de Danaya, ya que su patria estaba realmente situada en Cilicia, y el origen de la conexión lingüística entre esos nombres debe de ser anterior a la presencia micénica en Tarso, la cual está datada en el siglo XII a C.


CONCLUSIONES

Los antepasados balcánicos de los frigios (llamados bryges por los autores griegos) jugaron un importante papel en la crisis de las civilizaciones del Próximo Oriente, la cual se produjo al final de la Edad de Bronce. Este pueblo había establecido contactos comerciales con los griegos micénicos en el área del golfo Termaico pero su participación en los principales hechos históricos se inició en la segunda mitad del siglo XIII a C, cuando los micénicos estaban envueltos en algunos conflictos internos. Los disturbios en Grecia probablemente causaron el reclutamiento de mercenarios y trabajadores en el norte del Egeo.
Unas pocas décadas después, sin embargo, esta asociación tuvo una consecuencia más importante, ya que los proto-frigios debieron de haberse coaligado con los micénicos para invadir la península de Anatolia, Chipre y Siria, tres regiones que estaban integradas en el imperio hitita. La victoria de los pueblos europeos en esta campaña produjo el restablecimiento de las rutas comerciales micénicas en la primera mitad del siglo XII a C, y el masivo desplazamiento de tribus balcánicas hacia el este fue el origen del dominio frigio en Asia Menor. Los hallazgos arqueológicos en Hamath, Tell Kazel, Chipre, Cilicia y Troya muestran la llegada de los invasores europeos, aunque los proto-frigios que se asentaron en la zona del río Sangario no poblaron la ciudad de Gordion hasta 1100 a C. Esta gran invasión fue la razón por la que una oleada de refugiados anatólicos, incluyendo a los llamados denyen de Cilicia, buscaron nuevos hogares en Canaán y tuvieron que luchar contra los egipcios en el último periodo de la crisis.
Los inmigrantes balcánicos que llegaron al este de Anatolia fueron conocidos como los muski, el mismo nombre que usaron posteriormente los asirios para designar a los frigios. Otros descendientes de los muski fueron llamados moschoi, moschi, moscheni y mossyni por los autores clásicos, pero estas tribus debieron de haber vivido apartadas de sus parientes frigios durante el inicio de la Edad de Hierro. Por otra parte, aquellos invasores que habían ocupado la costa meridional de Anatolia fueron probablemente asimilados por la población indígena.
No obstante, la asociación entre los micénicos y los proto-frigios produjo una consecuencia adicional en Grecia, donde el asentamiento de algunos grupos balcánicos está también atestiguado en los contextos arqueológicos del siglo XII a C. En este caso, los intrusos extranjeros no eran numerosos y no llegaron como invasores, ya que su presencia debió de haber sido aceptada por los griegos micénicos.



NOTAS

1 Voigt 2005, 27-31; Sams 2005, 18-21.
2 Homero: Ilíada II-III; Janto, citado por Estrabón XIV, 5, 29.
3 Herodoto VI, 45; VII, 73; VIII, 138; Estrabón VII, 3, 2; XII, 3, 20; XIII, 1, 8.
4 Apolonio de Rodas IV, 329-330, 468-471; Eugamón de Cirene, citado por Proclo: Epicorum Graecorum Fragmenta 57 ss.
5 Diodoro Sículo III, 55, 10-11; Apollonio de Rodas I, 66-67; Estrabón XIV, 1, 27; XIV, 4, 3; XIV, 5, 16.
6 Pausanias I, 41, 8; Estrabón IX, 3, 13; Apolodoro: Epitome VI, 16.
7 Voigt y Henrickson 2000, 332-333, 341-342; Voigt 2005, 29.
8 De Vries 1990, 371-373.
9 Rutter 1975, 23-24; Harding 1984, 216-217; Bloedow 1985, 161-162, nota 1.
10 Wardle 1977, 176 ss.; Deger-Jalkotzy 1977, 50; Kilian 1978, 312-320. Se cree que los mesapios, una tribu que vivía en el sur de Italia durante la Edad de Hierro, hablaban una lengua iliria.

11 Pilides 1992, 182-183; Pilides 1994, 10 ss.
12 Badre 2006, 82-87, figs. 14, 16, 19.
13 Rutter 1975, 31; Deger-Jalkotzy 1983, 161 ss.; Bankoff y Winter 1984, 6-10; Katintcharov 1989, 85; De Vries 1990, 371-373; Bankoff, Meyer y Stefanovich 1996, 201.
14 Walberg 1976, 186-187; Sandars 1978, 191-193; Small 1990, 9-20; Small 1997, 223-227.
15 Bankoff y Winter 1984, 10-21. Estos autores explican que el estilo cerámico del valle del Morava se desarrolló localmente desde el inicio del segundo milenio a C. Véase también Bankoff, Meyer y Stefanovich 1996, 193-194, y Rutter 1975, 31-32.
16 Whitbread 1992, 297-306.
17 Cowen 1966, 262 ss.; Sandars 1978, 90-95, 98-99; Harding 1984, 138-140; Karageorghis 2000, 260.
18 Rutter 1975, 20-31; Sandars 1978, 191-192.
19 Catling 1968, 103; Deger-Jalkotzy 1977, 75. Véase también Bankoff, Meyer y Stefanovich 1996, 201-203; estos autores han sugerido que los extranjeros pudieron haber sido esclavos.
20 Kilian y Podzuweit 1981, 170, 180-181; Small 1990, 5, 18.
21 Drews 1988, 207 ss.
22 Gergova 1989, 231-235; Sandars 1978, 84-88, 191-193; Bankoff y Winter 1984, 6, 19-21; Bankoff, Meyer y Stefanovich 1996, 194, 200.
23 Hoddinott 1989, 64; Smit 1989, 176-179; Harding 1984, 237-238, fig. 54.
24 Stubbings 1975, 166-169, 352.
25 Véase una recopilación de estos mitos helénicos en Graves 1990, 2: 15-24, 208.
26 De Graaf 1989, 153, 155; Lejeune 1969.
27 Güterbock 1967, 73-81; Güterbock 1983, 133-138.
28 Aström 1973, 122-127; Mellink 1983, 141; Badre 2006, 82; Karageorghis 1965, 231-233.
29 Karageorghis 2000, 256-274; Catling 1955, 21 ss. La tumba del guerrero extranjero fue hallada en el edificio 18 de Enkomi.
30 Pilides 1992, 179-189. Este autor ha deducido que un grupo especial de población entre los micénicos usaba en la cerámica hecha a mano en Chipre. Véase también Karageorghis 2000, 256-257.
31 Nelson y Hoelscher 1929, 3.
32 Nelson y Hoelscher 1929, 4. Ciertamente la principal inscripción de Medinet Habu puede ser interpretada de este modo, pero algunos de los Pueblos del Mar derrotados tenían probablemente su patria en el oeste de Anatolia y otros en el sur de Anatolia. Véase Moreu 2003, 112-113.
33 Wainwright 1961, 77-80. Este autor situó el origen de los filisteos en una región meridional de Asia Menor.
34 Sandars 1978, 201; Wilson 1969, 262-263; Breasted 1988, 4: 37-38.
35 Yon 1992, 117-119; Lagarce y Lagarce 1988, 143.
36 Badre 2006, 82-87.
37 Riis 1948, 37 ss.; Wachsmann 2000, 123.
38 Wachsmann 2000, 123, 133. Este autor argumenta que el estilo del barco pintado de Hamath es micénico, basándose en su galería abierta de remeros con puntales verticales.
39 Glatz y Matthews 2005, 57-58. Véase también www.hattuscha.de/English/
cityhistory2.htm.
40 French 1975, 55-56, 74, nota 5; Sandars 1978, 155. Véase también Stubbings 1975, 355-356.
41 Wilson 1969, 262-263; Moreu 2003, 113, 122. Sobre la fecha de esta destrucción, véase Mountjoy 1998, 46, 53.
42 Estos mitos helénicos están compilados en Graves 1990, 2: 324, 330-346, 351.
43 Blegen 1963, 165-170; Hertel 2001, 65-80; Mountjoy 1999, 297-321.
44 De Vries 1990, 371-373; Rutter 1975, 23-24, 32; Mountjoy 1998, 53. Esta última autora considera que la Coarse Ware de Troya y la Handmade Burnished Ware hallada en Grecia son el mismo estilo cerámico.
45 Bloedow 1985, 180, 186-187.
46 Blegen 1963, 167-170; Sandars 1978, 192-193; Koppenhoefer 1997, 295 ss.; Hertel 2001, 65-75.
47 Estrabón XIII, 1, 8; Janto, citado por Estrabón XIV, 5, 29. Escamandrio era también llamado Astianax, un nombre que significa “señor de la ciudad”.
48 Herodoto V, 122; VII, 43; Estrabón XIII, 1, 19; Jenofonte: Hellenica III, 1, 15-21.
49 Wilson 1969, 262-263.
50 Badre 2006, 87, fig. 17. Pequeñas cantidades de Anatolian Grey Ware, datadas en la Edad de Bronce reciente, han sido también encontradas en otras localidades levantinas y en Chipre; véase Allen 1994, 40-42.
51 Luckenbill 1968, 2: 7-8; Vassileva 2008, 165-168.
52 Barnett 1975b, 420, 425, 434; Bittel 1970, 135-136; Vassileva 2008, 167.
53 Génesis 10, 2; Eusebio: Historia Ecclesiastica IX, 12. Véase también Barnett 1975b, 421.
54 Grayson 1991, 14. Véase también Luckenbill 1968, 1: 74.
55 Grayson 1991, 17. Véase también Luckenbill 1968, 1: 77.
56 Grayson 1991, 17. Véase también Luckenbill 1968, 1: 77.
57 Bartl 1995, 205-208.
58 Haas 1986, 22. Véase también Bartl 1995, nota 4.
59 Herodoto VII, 78; Jenofonte: Anabasis V, 4; V, 5, 1-2; Apolonio de Rodas II, 378-382, 1000-1030.
60 Pseudo-Escílax, 86-87; Estrabón XI, 2, 18; Plinio el Viejo VI, 11, 28-29.
61 Barnett 1975b, 441-442.
62 Estrabón XIV, 1, 27; XIV, 5, 16; Calino de Éfeso, citado por Estrabón XIV, 4, 3; Pausanias VII, 3, 1-2.
63 Barnett 1975a, 366; Astour 1965, 56-57. Los nombres Moxeanon y Moxea, relacionados con los moxianoi, están escritos en monedas de Diocleia y Siocharax en Frigia occidental (véase Head 1906, láminas XXII.7 y XLIV.9) y las montañas llamadas Mossyna estaban localizadas en el suroeste de Frigia, de acuerdo con Ramsay 2004, 3.
64 Diodoro Sículo III, 55, 10-11.
65 Bridges 1974, 264-266; Güterbock 1983, 133-138.
66 Pausanias VII, 3, 1-2.
67 Niemeier 1984, 205-215.
68 Apolonio de Rodas I, 66-67.
69 Astour 1965, 64-65.
70 La carta hitita es el documento KUB XIV 1 + KBo XIX 38, también identificado como CTH 147. La tablilla micénica es la KN X 1497.
71 Ver el texto de la inscripción de Karatepe (traducido por F. Rosenthal) en Pritchard (ed.) 1969, 653-654, y el texto de la inscripción de Çineköy en Tekoglu y Lemaire, 2000. Los términos fenicios usados en estas inscripciones son BT MPS (casa de Mopso) en la bilingüe de Karatepe y SPH MPS (descendencia de Mopso) en la bilingüe de Çineköy.
72 Jasink y Marino 2007, 414; Astour 1965, 38.
73 Jasink y Marino 2007, 412, nota 31. La mención más antigua de Adaniya se encuentra en el Edicto de Telepinu (KUB XI 5 Ro 143), datado a finales del siglo XVI a C. De acuerdo con la tradición griega, los cilicios habían sido llamados hipaqueos a principios de la Edad de Hierro, un nombre relacionado con el de los aqueos; véase Herodoto VII, 91.
74 Barnett 1975b, 441-442. Este autor sugirió que los nuevos gobernantes de Adana eran helénicos pero habían hecho tratos con los inmigrantes frigios llamados muski.
75 French 1975, 55-56, 74, nota 5.
76 Pritchard (ed.) 1969, 653-654; Jasink y Marino 2007, 411, nota 29. La tierra asiática de Danuna es mencionada en una carta de El-Amarna (EA 151) que fue escrita por el rey Abi-Milku de Tiro en el siglo XIV a C; véase Moran 1992, 238-239.
77 Wilson 1969, 262-263.
78 Haider 1988, 9-15. Esta inscripción está localizada en el templo funerario de Amenhotep III, en Kom El-Hetan, y menciona Micenas y otras ciudades helénicas junto a Danaya. El antropónimo Da-na-jo está registrado en la tablilla micénica KN Db1324.
79 Astour 1965, 38, 45-46.
80 Veáse una recopilación de este mito en Graves 1990, 1: 200-203. De acuerdo con la tradición griega, Dánao era un descendiente de Épafo, quien puede ser identificado con el faraón Apofis de los hicsos. El legendario hermano de Dánao era Egipto. Véase también Astour 1965, 83, 93.


BIBLIOGRAFÍA

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Nota: El copyright del artículo “La crisis del Mediterráneo oriental y el origen de los frigios” pertenece a Carlos J. Moreu. El permiso para volver a publicar esta obra en forma impresa o en Internet ha de estar garantizado por el autor.

Monday 3 May 2010

LA CRISIS DE 1200 a C (1)

El artículo titulado “The Sea Peoples and the Historical Background of the Trojan War”, que fue publicado en la revista especializada Mediterranean Archaeology en 2004 (http://sydney.edu.au/arts/publications/meditarch/journal.shtml) puede leerse en castellano a continuación:


LOS PUEBLOS DEL MAR Y EL TRASFONDO HISTÓRICO DE LA GUERRA DE TROYA
por Carlos J. Moreu


RESUMEN

Los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en varios conflictos al final de la Edad de Bronce. La gran inscripción del templo funerario de Ramsés III, que informa sobre la crisis final de los Pueblos del Mar, está redactada en un estilo muy ambiguo. Por ello, el texto ha desorientado habitualmente a los estudiosos de la crisis. En general, se cree que una coalición de cinco Pueblos del Mar devastó Anatolia, Chipre y Siria, y acabó su expedición atacando Canaán y Egipto. Sin embargo, un estudio más amplio de los datos demuestra que estos cinco pueblos, vasallos de los hititas, tenían su asentamiento original en algunas de las tierras devastadas de Anatolia y Siria. De hecho, habían sufrido una gran derrota en sus propios países, y tuvieron que emigrar hacia las fronteras egipcias e invadir Palestina. Sus enemigos (o los verdaderos atacantes en el norte) eran micénicos. Estos agresores conquistaron varias regiones costeras, al mismo tiempo que los mushki y los kashka destruyeron el imperio hitita. Troya fue una de las ciudades anatolias atacadas por los griegos micénicos, por lo que la legendaria Guerra de Troya tiene un evidente fundamento histórico.

INTRODUCCIÓN

El término “Pueblos del Mar” es utilizado por los historiadores y arqueólogos para designar a un conjunto heterógeneo de pueblos citados en varios registros egipcios de la época de los faraones Ramésidas (Dinastías XIX y XX), los cuales fueron inicialmente estudiados por E. de Rougé en el siglo XIX.1 En las inscripciones se usa una variedad de nombres, tales como: “los países del mar”, “pueblos que venían desde sus islas en medio del mar”, “guerreros del mar”, “los norteños en sus islas”, etc.2 Algunos de estos pueblos son también mencionados en documentos más antiguos procedentes de El-Amarna.3
Por las fuentes egipcias sabemos que los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en varias crisis, que afectaron no solamente a Egipto sino también a otras áreas del Mediterráneo oriental. Ya desde la época de Ramsés II, algunos de ellos se unieron a las tribus libias para amenazar los márgenes occidentales del Nilo.4 Pero como es bien sabido, los conflictos más serios tuvieron lugar durante los reinados de Merneptah (segunda mitad del siglo XIII a C) y Ramsés III (principios del siglo XII a C). Si estudiamos la documentación en detalle, podremos observar que los Pueblos del Mar actuaban en cada acontecimiento por motivaciones diferentes. Además, no había un comportamiento común para todos los Pueblos del Mar involucrados, aunque algunos fuesen capaces de formar eventuales coaliciones. Por ejemplo, en el caso de los llamados sherden, los encontramos primero enfrentándose a Ramsés II, pero unos pocos años después formaban parte del ejército egipcio en la batalla de Kadesh.5 Durante la época del faraón Merneptah, los sherden se unieron a una coalición entre los libios y los Pueblos del Mar que atacó nuevamente Egipto,6 y en los graves conflictos del reinado de Ramsés III, encontramos guerreros sherden luchando tanto en el lado de los Pueblos del Mar como en el lado egipcio.7 Esta consideración es importante para comprender las inscripciones egipcias del templo funerario de Medinet Habu, que cuentan la gran crisis final de los Pueblos del Mar.8 La ambigua redacción de esas inscripciones, unida a la equívoca idea de que todos los Pueblos del Mar tenían los mismos objetivos, puede desorientar a los investigadores al estudiar los grandes disturbios ocurridos en el Mediterráneo oriental entre finales del siglo XIII y principios del siglo XII a C. Aunque el tema principal de este artículo es la gran crisis alrededor de 1200 a C, es necesario incluir en nuestro estudio los precedentes acontecimientos del año 5 de Merneptah y comparar la primera invasión fallida de Egipto con los intentos de invasión producidos durante el reinado de Ramsés III.

LA CAMPAÑA DEL FARAÓN MERNEPTAH

Los cuatro documentos egipcios siguientes registran la invasión de pueblos libios y mediterráneos en la época de Merneptah: la Gran Inscripción de Karnak, la Columna de El Cairo, la Estela de Athribis y el Himno de la Victoria.9 De estos textos se deduce que un gobernante de Libia llamado Meryey (hijo de Ded) había invadido la tierra africana de Tehenu con la ayuda de una liga constituida por cinco “Pueblos del Mar”, llamados ekwesh, teresh, lukka, sherden y shekelesh.10 Más tarde, y aprovechando probablemente la ventaja de sus numerosas fuerzas, los libios atacaron el norte de Egipto junto a los mismos aliados, pero fueron vencidos por el ejército egipcio.11 Los cinco pueblos podían proceder de las costas del Egeo: los teresh han sido relacionados con los “tyrsenoi”, un nombre griego alternativo tanto para los lidios como para los posteriores etruscos,12 los lukka son identificables como licios,13 los sherden podían tener su origen en el área de Sardes en Lidia,14 y los shekelesh probablemente venían de la zona del río Shekha en Anatolia occidental.15 Respecto a los ekwesh, éstos son frecuentemente identificados con los aqueos por la similitud de sus nombres.16 Los textos egipcios especifican, sin embargo, que los ekwesh estaban circuncidados,17 lo que ha provocado ciertas dudas sobre su origen helénico.
En otro texto referente a este conflicto, se informa de que Merneptah envió grano en barcos para la supervivencia de Hatti,18 lo cual sugiere que los hititas de Anatolia también se encontraban en una situación crítica en aquel momento. En referencia a los Pueblos del Mar, el faraón manifestó: “Su jefe es como un perro [...] pues causó un desastre a los pedetishew, a quienes hice llegar grano en barcos, para mantener viva aquella tierra de Kheta [...].” El término “pedetishew” puede aludir a una región anatolia llamada Pitassa por los hititas. Parece ser, por tanto, que dicha zona había sido atacada por la misma coalición que se unió posteriormente a los libios. Esta interesante información permite relacionar el ataque a Egipto por los Pueblos del Mar con los problemas sufridos por los hititas en Anatolia occidental durante los reinados de Tudhaliya IV y Arnuwanda III. La mayoría de esos conflictos involucraron a los “ahhiyawa”,19 identificados por un amplio número de autores como “aqueos” o micénicos.20 También es sabido que Tudhaliya IV se había apoderado de la isla de Chipre (Alashiya), un importante enclave en las rutas comerciales del Mediterráneo oriental. Tal vez en esa época una coalición de pueblos procedentes de Anatolia occidental, incluidos los ahhiyawa y los de Arzawa, atacaron la isla.21 La datación del documento hitita relativo a esta alianza (el texto de Madduwatta) es controvertida. Aunque parece haber sido escrito durante el reinado de Arnuwanda III, ha sido igualmente datado en la época de Arnuwanda I.22
No obstante, es bastante verosímil que el intento de invadir Egipto durante el reinado de Merneptah fuese emprendido por libios, unidos a pueblos del Egeo y Anatolia occidental (incluyendo aqueos), y que los hititas también se enfrentaran con algunos pueblos rebeldes de Anatolia occidental, secundados por micénicos, en el mismo periodo.

LAS CAMPAÑAS DE RAMSÉS III

A principios del siglo XII a C, los egipcios tuvieron que combatir contra una heterogénea masa de pueblos que trataban de invadir su país, así como otras tierras normalmente controladas por ellos. Entre los atacantes había varios Pueblos del Mar, pero también encontramos libios y asiáticos. La documentación relativa a estos hechos está contenida en las inscripciones y relieves de Medinet Habu (en el templo funerario de Ramsés III) y en el Papiro Harris.23
En primer lugar, es importante considerar estos intentos de invasión como un último capítulo de la gran conflagración que afectó a casi todo el Mediterráneo oriental. Tal y como expresa la gran inscripción del segundo pilono en Medinet Habu, hubo una devastación general en diversas áreas de Anatolia (incluido el país hitita), en el norte de Siria, y en la isla de Chipre.24 Hay algunos documentos hititas y ugaríticos, relativos a este conflicto previo, que hacen referencia a una lucha prolongada por obtener el control sobre Chipre.25 Pero antes de volver a estar cuestiones, es necesario analizar los registros egipcios.
Según la información que proporciona Medinet Habu, Egipto tuvo que sufrir cuatro guerras contra diversos pueblos durante el reinado de Ramsés III. En el año 5, el ejército egipcio combatió en la Primera Guerra Libia contra tribus que venían del oeste, las cuales pudieron estar apoyadas por algún contingente de los Pueblos del Mar. En el año 8 tuvo lugar la llamada Guerra del Norte, en la que los egipcios se enfrentaron con una coalición de Pueblos del Mar en dos batallas. Hubo una batalla naval en la desembocadura del Nilo, y una batalla terrestre en algún lugar de Canaán situado hacia el nordeste. El año 11 es la fecha de la Segunda Guerra Libia. Y finalmente, los egipcios realizaron una campaña (o una serie de campañas) en el Levante, contra pueblos asiáticos y Pueblos del Mar que se estaban asentando en esas tierras.26
El templo de Medinet Habu también proporciona una importante información gráfica en sus magníficos relieves. Éstos muestran a los egipcios luchando contra sus enemigos, y a los numerosos prisioneros capturados por Ramsés III. Las escenas representan individuos de diferente origen, incluyendo libios, sirios, hititas y anatolios. Estos últimos se parecen mucho a algunos aliados de los hititas mostrados en los relieves de la batalla de Kadesh en el templo de Luxor.
Una de las escenas que ilustra la batalla terrestre de la Guerra del Norte muestra a algunos de los Pueblos del Mar viajando en carros de bueyes con sus mujeres e hijos,27 lo cual indica que estaban emigrando.
Con respecto a las guerras libias, hay algunos relieves (en la cara exterior del muro norte del templo) que representan a los enemigos capturados por los egipcios durante esas campañas. La mayoría de ellos son libios, pero también hay guerreros con el aspecto de los Pueblos del Mar. En una de las inscripciones anexas, el faraón atribuye la victoria de su ejército al dios Amon-Re con estos términos: “Había llevado cautivos a los pueblos de Temeh, Seped, y Meshwesh, quienes eran ladrones que saqueaban Egipto continuamente, y los había arrojado a mis pies [...].”28 Esto nos lleva a considerar la relación entre los libios y los Pueblos del Mar. Estudiando el papel de Libia en la Edad de Bronce reciente, parece que la costa africana, desde Cirenaica hasta el Delta del Nilo, tuvo que mantener contactos comerciales con otras naciones costeras del Mediterráneo.29 Esto explicaría que los Pueblos del Mar hiciesen alianzas con los libios en ciertas circunstancias. Es sabido que una parte de los sherden pudo haberse asentado al oeste del Delta antes de 1300 a C.30 Después de haber sido derrotados por Ramsés II en el año 2 de su reinado, muchos de ellos fueron reclutados en el ejército egipcio.31 Y en relación con los meshwesh, esta tribu libia es mencionada por las fuentes egipcias desde principios del siglo XIV a C.32 Pero podemos observar que un pueblo asentado en el noroeste de Anatolia, los misios, tenían un nombre muy similar, lo cual sugiere algún tipo de contactos culturales entre Libia y Asia Menor.33 El Papiro Harris hace referencia a otros pueblos entre los libios, como los keykesh,34 un nombre casi idéntico al del río Caicos, que también está localizado en Misia. Por todo ello se puede deducir que, hacia el final de la Edad de Bronce, gentes llegadas desde Anatolia occidental se asentaron en las costas de Libia. Estos extranjeros eran capaces de unirse a los pueblos nativos en algunas ocasiones, con el fin de amenazar las más fértiles tierras del norte de Egipto (pues ya hemos visto que algo así ocurrió en el año 5 de Merneptah.) Respecto a la Segunda Guerra Libia, las inscripciones de Medinet Habu refieren que los meshwesh habían invadido el territorio de Tehenu, pero esta invasión acabó en una alianza entre ambos pueblos.35


LA GUERRA DEL NORTE

En el año 8 de Ramsés III, los egipcios se enfrentaron con una confederación de Pueblos del Mar que amenazaba Egipto desde Palestina. De acuerdo con la información procedente de Medinet Habu, está liga estaba constituida por cinco pueblos, llamados peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh. El Papiro Harris cita los mismos pueblos con una sola excepción: en lugar de los shekelesh, incluye a los sherden como miembros de la alianza. Estos pueblos fueron vencidos en dos batallas; una fue naval, y la otra transcurrió en tierra. Es sabido, sin embargo, que algunos de los pueblos derrotados lograron asentarse en el área costera de Canaán, tradicionalmente controlada por los egipcios.
Hay una inscripción en Medinet Habu, junto a la escena que representa a los Pueblos del Mar viajando con sus mujeres y niños, que dice: “Los pueblos que venían desde sus islas en medio del mar avanzaron hacia Egipto, con los corazones confiados en sus armas [...].’36 En la lengua egipcia, no obstante, el término “islas” puede referirse igualmente a territorios costeros.37
Otra inscripción, más ambigua, está redactada como sigue: “Los pueblos norteños están inquietos en sus territorios, al igual que los peleset y los thekel, que devastan su país. Su espíritu llegó hasta el último extremo. Eran guerreros sobre la tierra, y también en el mar [...].’38 Los “pueblos norteños” mencionados en este texto probablemente serían de las tierras próximas de Fenicia y Palestina. Los peleset, identificados generalmente como filisteos, se asentaron en Palestina al principio del siglo XII a C, después de conquistar varias ciudades.39 Por ello, la inscripción dice que los peleset y thekel (“guerreros sobre la tierra, y también en el mar”) devastaron esos países.
Pero el texto más importante que se refiere a la Guerra del Norte es la gran inscripción del segundo pilono. Éste es, al mismo tiempo, el texto más problemático. Según la traducción de J. H. Breasted, el párrafo principal del texto puede leerse como sigue:
“Los países – –, los [norteños] en sus islas estaban agitados, llevados a la [contienda] – a un mismo tiempo. Nadie se mantuvo frente a sus armas, desde Kheta, Kode, Carchemish, Arvad, Alasa, todos fueron devastados. [Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor. Desolaron a su gente y su tierra fue como lo que nunca había sido. Avanzaban, con el fuego preparado ante ellos, hacia Egipto. Su principal fuerza estaba formada por los peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh. (Estas) naciones estaban unidas, y pusieron sus manos sobre los territorios hasta el círculo de la Tierra. Sus corazones estaban confiados, alimentados por sus planes.”40
La interpretación más común de la inscripción es que una coalición de Pueblos del Mar devastó varias regiones de Anatolia, Chipre y Siria, estableció un campamento en el país de Amurru (Siria), y luego continuó su marcha destructiva hacia Egipto. La liga estaba constituida por los cinco pueblos mencionados en el párrafo.41
Sin embargo, hay otro modo de leer el texto, y un estudio más detallado de los datos disponibles va a revelarnos que es el modo correcto. Se basa en diferenciar a los norteños en sus islas (mencionados al principio de la inscripción como los atacantes de las cinco tierras citadas) de los Pueblos del Mar que establecieron el campamento en Amurru y avanzaron hacia Egipto (la coalición de peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh). Debemos recordar que los relieves muestran a estos últimos como emigrantes, viajando con mujeres y niños, y no propiamente como un ejército invasor. La razón debe estar en el hecho de que ellos procedían de las regiones anatolias, y quizás de las tierras del norte de Siria, previamente devastadas por los llamados “norteños” (cuya identidad no se especifica). Así pues, los pueblos que se agruparon en un campamento no eran los vencedores del conflicto, sino los derrotados: una masa de refugiados que posteriormente se desplazó a lo largo de la franja fenicio-palestina, buscando un terriorio donde establecerse y causando nuevas destrucciones en las regiones en las que encontraban oposición. Cuando el texto manifiesta: “[Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor”, podemos ver que el traductor estaba inseguro de la parte de la inscripción entre corchetes. Lo que es seguro es “... un campamento en un lugar de Amor”. Pero, de acuerdo con el texto, los que se establecieron en el campamento pudieron haber sido perfectamente aquéllos cuyas tierras fueron devastadas, y no los invasores (ya que la frase previa se refiere específicamente a los derrotados: “todos fueron devastados”.) Así pues, en un estilo más preciso, el texto se leería así: “Estos últimos establecieron un campamento en un lugar de Amor”. Finalmente, se dice que estos pueblos avanzaron hacia Egipto con el “fuego preparado ante ellos”, que puede significar que las fuerzas egipcias (en la inscripción simbólicamente llamadas el “fuego” o la “llama”) estaban ya movilizadas con el fin de enfrentarse a los intrusos extranjeros.42
Ahora bien, la primera pregunta que puede hacerse es: ¿Quiénes fueron los verdaderos destructores de las cinco tierras mencionadas?
El primero de los cinco países es Hatti (Kheta), cuyo imperio quedó ciertamente en ruinas al principio del siglo XII a C.43 El siguiente es Kode, que puede ser identificado como una región entre Cilicia y el norte de Siria (y ambas sufrieron destrucción).44 Carchemish era la importante ciudad siria atacada en el mismo periodo.45 Respecto a Arvad, este asentamiento estaba localizado en la costa siria, pero otros autores han traducido “Arzawa” (Anatolia occidental) en lugar de Arvad, lo que parece ser más correcto.46 Finalmente está Alasa, con seguridad la isla de Chipre, donde la arqueología ha mostrado que varias ciudades sufrieron destrucciones alrededor de 1200 a C.47 Como ha sido indicado anteriormente, diversas batallas tuvieron lugar por esa fecha con el fin de obtener el control sobre Chipre, pero los datos arqueológicos son muy claros al señalar la identidad de sus últimos conquistadores. Éstos fueron los griegos micénicos, quienes se establecieron en la isla desde la época de la crisis hasta el periodo submicénico. Por tanto, aquéllos que, en el texto de Medinet Habu, fueron llamados “los norteños en sus islas” son también un Pueblo del Mar: los aqueos de las costas e islas del Egeo.48
Volviendo ahora a la información proporcionada por el templo de Medinet Habu con respecto a la última campaña de Ramsés III, que a veces es llamada la “Guerra Siria”49 y que probablemente consistió en una serie de campañas para la reorganización de las fronteras levantinas, encontramos una inscripción junto a la escena de siete jefes cautivos arrodillados.50 Según la inscripción, cuatro de ellos son jefes de los Pueblos del Mar (peleset, thekel, sherden, y teresh), dos son sirios (amorita y tal vez “shasu”), y el séptimo es un hitita, un jefe de Kheta. Por lo tanto, vemos que los hititas, cuya procedencia de uno de los países devastados de Anatolia es incuestionable, pudieron haberse diseminado también por Siria y Canaán junto con los peleset y thekel.51 Incluso es posible que combatiesen juntos contra los egipcios. Es sabido que los pueblos costeros de Anatolia, y los que vivían en el norte de Siria, eran vasallos y aliados de los hititas y ya habían luchado junto al rey de Hatti en la batalla de Kadesh.52
Así pues, la oleada de inmigrantes e invasores contra los que se enfrentaron los egipcios tuvo que haber sido la consecuencia del colapso del imperio hitita, y no su causa.
Ahora es necesario analizar tres de los pueblos que se desplazaron hacia Egipto: los peleset, los denyen, y los tjeker (llamados thekel por Breasted). Los relieves del templo representan a todos estos pueblos con una apariencia similar.53 Van vestidos con un faldellín, y algunos de ellos llevan también una armadura o coraza; tienen escudos redondos y el característico casco “filisteo” coronado con plumas o, más probablemente, con cintas de cuero. Este aspecto lleva a pensar que su origen estaba en el área geográfica de Anatolia-Chipre, pero no es posible que fuesen micénicos o que procediesen de Grecia, como ha sido sugerido en el caso de los denyen54 y los peleset.55 La panoplia de los guerreros aqueos es diferente, de acuerdo con sus representaciones en los frescos de Pilos y en el “Vaso de los Guerreros” de Micenas, donde aparecen llevando cascos hechos con colmillos de jabalí o de bronce y adornados con largos penachos de crines de caballo.

LOS PELESET

Hay un acuerdo general en la identificación de los peleset como filisteos. Este pueblo se estableció en varias ciudades de Canaán desde principios del siglo XII a C. Los datos arqueológicos muestran que algunas de esas ciudades, después de haber sido destruidas, fueron reedificadas y ocupadas por los filisteos. En Ekrón, por ejemplo, el estrato VIII acabó en total destrucción, y el siguiente nivel (estrato VII) es un asentamiento filisteo mucho más amplio.56
La cultura material de los filisteos está claramente relacionada con la del Egeo,57 pero también presenta similitudes con las de Chipre, Anatolia y el Levante.58 Es seguro, sin embargo, que la cerámica filistea era de fabricación local.59 Este hecho es importante, junto con otros datos apuntados por T. Dothan y reestudiados por T. J. Barako, relativos a la completa ausencia de importaciones chipriotas y egeas en los asentamientos filisteos durante el siglo XII a C.60
Si consideramos además que los filisteos tenían una apariencia similar a la de algunos anatolios que lucharon en Kadesh, la primera conclusión deducida de todos estos datos es que los filisteos tenían que proceder de una región anatolia cercana a Chipre, lo que explica la similitud de su cultura material con la de los chipriotas, incluso después de su emigración a Palestina. Si producían cerámica bastante parecida al estilo micénico IIIC:1b (aunque algunos rasgos son levantinos) es en gran parte porque habían estado previamente integrados en la koiné cultural cipro-micénica de los siglos XIV-XIII a C, que fue el origen de los diversos estilos micénicos “pictóricos”.61 Por otro lado, si este Pueblo del Mar no mantuvo contactos comerciales marítimos con Chipre y el mundo egeo-anatolio durante el siglo XII a C, una vez asentado en el sur de Canaán, esto sólo puede ser debido a que los filisteos habían abandonado su patria huyendo de la devastación. Como sus asentamientos originales debieron de quedar bajo el control de aquéllos que los desalojaron, no establecieron relaciones amistosas con esas regiones por un largo periodo. Es más, la palabra hebrea peletim, que es claramente una evolución de pelishtim (o filisteos), significa justamente “refugiados”.
Por consiguiente, el emplazamiento más lógico como lugar de origen de los filisteos es un área del sur de Anatolia llamada por los griegos “Pisidia” o “Panfilia” y por los hititas “Hapalla”. Esta región estaba localizada al oeste de Cilicia,62 cerca de la isla de Chipre, y no lejos de la costa egea, por lo que su cultura no era muy diferente de la de las tierras vecinas citadas.
Ahora bien, la Biblia emparenta étnicamente a los filisteos con los kaftorim o cretenses.63 Esta relación debe de ser más antigua que el periodo analizado, de una época en la que los cretenses no estaban bajo el dominio de los micénicos y establecían colonias mercantiles en las costas de Asia Menor. La Biblia, no obstante, los llama también “hijos de Anak”,64 lo cual puede significar anatolios.65
Otro rasgo cultural que aparece en las ciudades filisteas de Canaán es el uso de una sala central en sus edificios, algo parecido al mégaron micénico.66 Sin embargo, este hecho no puede llevarnos a considerar a los filisteos como una rama de los micénicos, ya que este particular elemento arquitectónico era conocido en Anatolia en una fecha tan temprana como el tercer milenio a C (concretamente en Troya II).67 Así pues, es evidente que los filisteos tenían su origen en el sur de Anatolia y, aunque recibieron importantes influencias culturales de los micénicos, debieron de ser uno de los pueblos vasallos de los hititas que estuvieron involucrados en los conflictos de Anatolia y Chipre hacia el año 1200 a C.


LOS DENYEN


Los denyen han sido identificados como los danuna, mencionados en la documentación del siglo XIV a C encontrada en El-Amarna. Estaban asentados en Cilicia, y tal vez en parte de Siria (al norte del río Orontes).68 Su nombre parece estar relacionado con el de Adana, la capital de Cilicia que es vecina de Tarso. Una inscripción del siglo VIII a C hallada en Karatepe (Cilicia), que está escrita en fenicio y en luvita, conecta la ciudad de Adana con un pueblo llamado “danunim”, el cual vivía en esa región.69
Ahora bien, hay autores que han identificado los denyen con los griegos micénicos, debido a la similitud de su nombre con el término homérico “danaoi”, usado en la Ilíada como un nombre alternativo para los aqueos.70 De acuerdo con la tradición griega, Dánao viajó con su gente desde Libia (o el norte de Egipto), pasando por Rodas, con el fin de fundar un nuevo reino en la Argólide.71 A partir de estas leyendas y de la posible relación entre los “danaoi” de Grecia y los danuna de Cilicia, algunos estudiosos han propuesto que la civilización micénica de Grecia había sido originada por colonos procedentes del sureste de Anatolia.72 Otros sugieren que algún grupo mediterráneo relacionado con el imperio de los hicsos (que incluía Egipto y el Levante) pudo haber dominado la Argólide mediante el uso de carros de guerra, lo cual habría dado origen a la leyenda de Dánao.73 En cualquier caso, lo más lógico es que los denyen de la inscripción de Medinet Habu fuesen los danuna/danunim de Cilicia. Como son mencionados en las cartas de El-Amarna casi dos siglos antes de que ocurriese la crisis de los Pueblos del Mar, no pueden ser considerados aqueos, ya que no había asentamientos micénicos significativos en Cilicia antes de 1200 a C. De hecho, la presencia micénica en Tarso es altamente improbable antes de la fecha de la crisis.74 Es importante recordar que los guerreros denyen representados en los muros de Medinet Habu no tienen la misma apariencia que los micénicos. Por lo tanto, la idea de que los denyen fuesen aqueos debe ser rechazada.
De acuerdo con otras propuestas, los denyen pudieron haberse establecido en Canaán después de la crisis, y algunos de ellos pudieron haberse unido a los hebreos para constituir una de las doce tribus de Israel, la tribu de Dan.75
Ahora bien, la más importante conclusión para nosotros es que los denyen procedían realmente de Cilicia. Por consiguiente, eran vasallos de los hititas, ya que estos últimos consideraban Kizzuwatna (Cilicia) como parte de su imperio.76 Pero, como hemos visto, el área entre Siria y Cilicia es una de las tierras que, según la gran inscripción, fueron devastadas durante la crisis (la llamada Kode). La ciudad de Tarso fue ciertamente atacada en ese periodo.77 Esto también prueba que la interpretación más extendida del texto egipcio, es decir, la idea de que los cinco Pueblos del Mar que atacaron Egipto fuesen también los agresores en Anatolia, es errónea, pues significaría que los denyen (o al menos algunos de ellos) habrían devastado su propio territorio antes de emigrar con mujeres y niños a Canaán.

LOs TJEKER

El nombre de los tjeker ha sido relacionado con el de los “teukroi”, que es uno de los términos usados por los autores clásicos para denominar a los troyanos.78 Otro nombre usado en la Ilíada es “Dardanoi”, relacionado con el topónimo “Dardanelos”. Esta última palabra es también usada por los egipcios, en el llamado Poema de Kadesh, para designar a unos aliados de Hatti: los derden,79 quienes son igualmente identificables como troyanos (ya que son mencionados en el texto junto a la tierra de “Mesa”, o Misia, que lindaba con la Tróade). Se cree que después de la crisis los tjeker se asentaron en el puerto de Dor en el norte de Palestina. La historia de un viajero egipcio, llamado Wenamón, los sitúa en esta ciudad hacia 1100 a C, informando de que eran piratas.80 El yacimiento de Tel Dor ha dado materiales de los siglos XII y XI a C que son un poco diferentes de los encontrados en los asentamientos filisteos. Han sido hallados algunos pithoi, pero hay relativamente poca cerámica filistea, y la cerámica micénica IIIC:1b no está presente.81 Aunque los datos arqueológicos de Dor no proporcionan una firme evidencia, no contradicen la posibilidad de que los tjeker procediesen del noroeste de Anatolia.
De acuerdo con las conclusiones de C. W. Blegen, Troya VIIa fue incendiada como consecuencia de un conflicto armado, y las recientes excavaciones dirigidas por M. Korfmann no parecen contradecirlas.82 En el siguiente estrato (Troya VIIb1), se encontró cerámica micénica, junto a las características cerámicas locales.83 Ésta pertenece al estilo micénico IIIC, pero la Handmade Burnished Ware (cerámica bruñida hecha a mano) que aperece en esta fase, normalmente considerada de origen tracio, ha sido también encontrada en Grecia en contextos del periodo micénico IIIB y IIIC.84 Troya VIIb2 comenzó al final del siglo XII a C, con algunos edificios nuevos y la aparición de la llamada Knobbed Ware (cerámica de nudos), que también se cree de procedencia danubiana o tracia.85 Según un reciente reestudio de la cerámica micénica de Troya, la destrucción del nivel VIIa ocurrió en los últimos años de un periodo de transición IIIB-IIIC (alrededor de 1200 a C),86 justamente en la época de la gran crisis.87
Después de la destrucción de su ciudad, al menos algunos troyanos (identificables con los tjeker) buscaron refugio en Canaán. Sus agresores debieron de haber sido los micénicos, quienes conquistaron Chipre y otras regiones costeras en el mismo periodo. La gran inscripción de Ramsés III nombra la tierra de Arzawa entre los países devastados (de acuerdo con la mayoría de los traductores). Por las fuentes hititas parece que Arzawa era una extensa área de Anatolia occidental, pero quizás Troya no estaba incluida en ella. No obstante, el conocimiento egipcio de la geografía anatolia podía ser menos preciso que el de los hititas.
Para concluir este análisis de los Pueblos del Mar involucrados en la guerra de Ramsés III, es necesario hacer también referencia a los otros pueblos de la coalición: los weshesh, los shekelesh, y los sherden citados en el Papiro Harris. Con respecto a los weshesh, es difícil saber si están específicamente representados en los relieves egipcios. Algunos estudiosos los han relacionado con Caria, refiriéndose a la ciudad costera de “Iassos”.88 Por otro lado, podrían haber sido también sirios occidentales, porque su nombre puede estar asimismo relacionado con el topónimo “Issos” (en el Golfo de Iskenderun), y la costa del norte de Siria fue igualmente asolada durante la crisis (Ugarit y otros lugares). Pero la última identificación es sólo una hipótesis que tiene que ser corroborada con nuevos datos.
La apariencia de los shekelesh es similar a la de los teresh (probablemente lidios),89 y por ello podían tener su origen en la región del río Shekha, un nombre hitita para el Hermos o para el Caicos, o bien en el río Shekhariya, también llamado Sangario (pues ambos topónimos son bastante parecidos al término “shekelesh”.)90 El río Shekha está localizado en Arzawa, que igualmente es una tierra devastada mencionada por la inscripción.
Los sherden podían haber venido de la misma zona geográfica (tal vez de Sardes), y es plausible que algunos grupos de sherden y shekelesh se establecieran en Cerdeña y Sicilia respectivamente, dando sus nombres a aquellas islas.91
Así pues, a pesar del hecho de que los pueblos de Arzawa se habían aliado con los micénicos en tiempos de Merneptah (c.1230 a C) con el fin de atacar Chipre y Egipto, podemos suponer que algunos de ellos cambiaron posteriormente de bando y se unieron a una liga troyana o hitita.

LA GRAN CRISIS DE 1200 a C

A la luz de todos los datos estudiados, los graves conflictos de la Edad de Bronce reciente deben ser vistos como una gran conflagración en los países del nordeste del Mediterráneo, que causó violentas emigraciones hacia Egipto y los territorios cercanos. La crisis debió de haber comenzado alrededor de 1240 a C, cuando los hititas perdieron el control de las minas de cobre localizadas al este de Anatolia. Este área fue finalmente dominada por los asirios durante el reinado de Tukulti-Ninurta I, tras su victoria en las fronteras de Hatti.92 La reacción del rey hitita Tudhaliya IV fue doble. Por un lado, se aseguró el suministro de cobre apoderándose de la isla de Chipre, conocida por ser rica en este metal. Un documento hitita posterior, de la época de Shuppiluliuma II, hace referencia a la conquista de Tudhaliya IV,93 que fue seguramente realizada con la ayuda de sus vasallos costeros. Por otro lado, Tudhaliya estableció un embargo mercantil contra Asiria, el cual es bien conocido por el tratado acordado con el rey Shaushgamuwa de Amurru. En este documento, el gobernante sirio es también instado a bloquear el comercio con los barcos de Ahhiyawa.94 Los ahhiyawa eran aqueos, ya fuesen los micénicos en general o solamente los de una región colonizada por ellos en las costas de Anatolia y las islas vecinas.95 Si Tudhaliya IV consideraba a los micénicos como enemigos, es factible que también prohibiese a otros pueblos costeros, vasallos suyos, el comercio con los aqueos.
El embargo explica la temporal escasez de cerámica micénica importada en Chipre y en las costas adyacentes durante las últimas décadas del siglo XIII a C.96 La buena cerámica micénica IIIB:2 fue sustituida por otra de peor calidad, llamada habitualmente “Estilo Rudo”.97 De acuerdo con S. A. Immerwahr, esta cerámica de imitación se fabricaba localmente en las regiones levantinas.98 El nuevo estilo fue seguramente creado para satisfacer la demanda oriental de cerámica micénica durante los años del bloqueo, ya que apareció en el Levante y Chipre en la segunda mitad del siglo XIII a C, justamente durante el reinado de Tudhaliya IV.99
Así pues, en las últimas décadas del siglo XIII a C, las rutas de navegación se volvieron inseguras, y los griegos micénicos debieron de entrar en un período de decadencia, pues hasta entonces su crecimiento se había basado en el comercio. Es más, probablemente tuvieron dificultades para importar cobre, habitualmente suministrado por Chipre. Las guerras internas comenzaron a tener lugar en Grecia, como consecuencia de la crisis general de su sistema. Algunos palacios fueron fortificados, pero así y todo, diversos asentamientos micénicos sufrieron destrucciones, que pueden ser datadas entre 1240 a C y 1210 a C. Estos problemas llevaron a un cambio en la genuina cerámica micénica, del estilo IIIB al IIIC.100
A pesar de los conflictos, algunas ciudades en Grecia como Micenas y Tirinto continuaron existiendo en el periodo IIIC:1. La ciudad de Pilos, sin embargo, fue completamente destruida. Orcómenos y Gla quedaron deshabitadas durante el Micénico III C, y otros asentamientos más pequeños fueron también abandonados. Después de la transición hacia el Micénico IIIC:1 no hubo destrucciones significativas en Grecia y el siguiente periodo pudo haber sido más estable, hasta el colapso final de la civilización micénica en la segunda mitad del siglo XII a C.101
Al mismo tiempo (finales del siglo XIII a C), y en respuesta a la ruptura de su red comercial, algunos contingentes micénicos participaron en grandes expediciones piráticas, como el el primer intento de invadir Chipre, realizado por los “ahhiyawa” en alianza con el rebelde anatolio llamado Madduwatta y los pueblos de Arzawa, seguido del ataque sobre Egipto en la época de Merneptah (c.1230 BC), probablemente producido por la misma coalición, reforzada por los libios. El controvertido texto de Madduwatta, concerniente a sus agresiones contra los hititas, debe haber sido escrito en tiempos de Arnuwanda III (hijo de Tudhaliya IV), porque en este documento el rey hitita manifiesta que Alashiya le pertenece. Además, una persona llamada Mukshush es mencionada en el texto, y ya veremos que pudo haber vivido en esa época.102 Parece ser que los micénicos intentaban burlar el embargo, ya que pudieron haberse asentado en la costa cananea del Carmelo, donde ha sido hallada auténtica cerámica micénica.103 No obstante, los hititas reconquistaron Chipre muy pronto, probablemente a principios del reinado de Shuppiluliuma II, quien estaba orgulloso de haber vencido a una flota procedente de Alashiya (no necesariamente compuesta por barcos chipriotas) justo antes de invadir la isla. También había ocupado el territorio costero de Tarhuntassa, en Anatolia meridional.104
Pero los hechos decisivos de la gran crisis en el Mediterráneo oriental ocurrieron durante el cambio de siglo. En esa época, los habitantes de Grecia pudieron haber resuelto temporalmente sus enfrentamientos internos, y emprendieron una campaña cuyo objetivo era recuperar el control sobre las principales rutas comerciales. Uno de sus objetivos volvía a ser Chipre, dominada por los hititas y sus vasallos, pero su ocupación también requería la conquista de las costas continentales vecinas. El otro objetivo era Troya o Ilios (Wilusha),105 una ciudad que pudo haber caído bajo alguna forma de sometimiento hitita.106 La conocida correspondencia entre el rey de Ugarit y el gobernante de Chipre, ambos vasallos de Hatti,107 en la cual temen la llegada de una flota hostil, sólo puede referirse a los aqueos. Éstos pudieron haber empezado la invasión de la isla desde el oeste, con un primer asentamiento en Maa-Palaeokastro,108 y lograron después conquistarla alrededor de 1200 a C, ya que la cerámica que apareció en las principales ciudades (Enkomi, Kitión, Sinda), tras su destrucción, es auténtica cerámica micénica IIIC:1, y otras innovaciones culturales son también de origen micénico.109 De hecho, el proceso llamado por V. Karageorghis “helenización de la isla” comenzó justo en este momento.110 Para asegurar su control, los aqueos atacaron también Tarso (donde probablemente se establecieron),111 y Ugarit (que no fue reedificada tras su destrucción).112 Por lo tanto, tuvieron que dominar las regiones de Panfilia, Cilicia y el noroeste de Siria (habitadas por los peleset, denyen, y quizás weshesh). Igualmente sitiaron y finalmente incendiaron la ciudad de Troya en su nivel arqueológico VIIa, como fue recordado por la tradición griega, enfrentándose a los tjeker y probablemente a otros pueblos de Arzawa (shekelesh y sherden). Para conseguir todos estos objetivos, debieron de haber movilizado un gran ejército, aunque no es probable que actuasen solos.
Sus más plausibles aliados fueron un pueblo al que los anales asirios llamaban “mushki’ y que en siglos posteriores vivía en el área cilicia del Taurus y en los cursos más altos de los ríos Tigris y Éufrates.113 Por otra parte, una inscripción bilingüe descubierta en Karatepe (del siglo VIII a C) registra que una persona llamada Mukshush (en luvita) y M-p-s (en fenicio) había fundado la ciudad cilicia de Beit Mopsu. Esta información está estrechamente relacionada con la tradición griega, la cual cuenta que el adivino lidio llamado Mopso (probable epónimo de los mushki) se unió al heleno Anfíloco inmediatamente después de la caída de Troya, y condujeron a su gente a las tierras de Panfilia, Cilicia, y Siria. Mopso y Anfíloco fundaron, entre otras muchas, la ciudad de Mopsuhestia en Cilicia (llamada “Beit Mopsu” en la inscripción).114 De todos estos datos, se deduce que los mushki acompañaron a los micénicos en su invasión de Anatolia meridional y Siria septentrional. Cuando los asirios mencionaban a los mushki, especialmente en los anales de los siglos VIII y VII a C, se referían normalmente a los frigios. Los mushki pudieron haber sido un pueblo de origen tracio, emparentado con los frigios, que se había infiltrado en Anatolia occidental a finales del siglo XIII a C, y que debió haberse unido a los aqueos en contra de los hititas y sus aliados.115
El imperio hitita cayó en el mismo periodo, y los principales asentamientos fueron destruidos, incluyendo Hattusha, la capital. Algún tiempo después de su destrucción los frigios se establecieron sobre sus ruinas. Es probable, sin embargo, que los atacantes fueran los kashka, tradicionales enemigos de los hititas asentados al sudeste del mar Negro.116 Su avance pudo haber sido propiciado por la derrota del ejército hitita a manos de los aqueos y los mushki.
Finalmente, todas estas invasiones y destrucciones causaron una considerable oleada de refugiados, quienes se agruparon en un campamento en la región de Amurru (Siria). Como ya ha sido explicado, los Pueblos del Mar derrotados iniciaron su migración hacia el sur. Algún contingente pudo haber navegado a la tierra de los libios, animándoles a enfrentarse con Egipto, mientras la parte principal de la coalición conquistaba territorios en Canaán. Finalmente, estos invasores inmigrantes atacaron también el Delta del Nilo, con el fin de debilitar la resistencia egipcia a su establecimiento en tierras controladas por el faraón. Después de la Segunda Guerra Libia, los egipcios atacaron a los Pueblos del Mar que se habían infiltrado en el Levante, intentando restaurar las fronteras del norte pero siendo incapaces de evitar su asentamiento en Palestina.
Esta cadena de conflictos alteró completamente el desarrollo de los países del Mediterráneo oriental, y causó la transición desde la Edad de Bronce a la Edad de Hierro.

EL TRASFONDO HISTÓRICO DE LA GUERRA DE TROYA

A pesar del descubrimiento de las ruinas de Troya por H. Schliemann, quien fue guiado por la investigación de F. Calvert,117 y las posteriores excavaciones dirigidas por Blegen, la historicidad de su asedio por fuerzas helénicas permanece en la incertidumbre, como se ha puesto de manifiesto frecuentemente.118
Correctamente interpretada, sin embargo, la gran inscripción del segundo pilono de Medinet Habu prueba que la leyenda griega está basada en una realidad histórica. Si los llamados en el texto “norteños en sus islas” son los aqueos o micénicos y se dice que atacaron Chipre (como indudablemente ocurrió) y varias regiones de Asia Menor (incluyendo Anatolia occidental), y si, además, Troya fue tomada y destruida en el mismo periodo y el nombre de uno de los pueblos derrotados mencionados en la inscripción es prácticamente idéntico al de los teucros (o troyanos), el fundamento histórico de la Guerra de Troya debe ser aceptado.
Ahora bien, esto no significa que el relato completo ha de ser auténtico. Por supuesto, puede incluir una considerable parte de ficción (por ejemplo, que el conflicto fuese causado por el rapto de una reina llamada Helena). Pero ciertamente, la famosa leyenda ayudó a los antiguos griegos a recordar la gran conflagración producida en Anatolia al final de la Edad de Bronce.
También es importante señalar que el acontecimiento básico fue considerado histórico por los autores clásicos. Quizás la fuente más interesante sea la Aegyptiaca del historiador egipcio Manetón, donde se indica que la caída de Troya ocurrió durante el último reinado de la XIX Dinastía.119 Esto coincidiría con la última década del siglo XIII a C.120
Por tanto, la tradición mítica griega puede ser usada como una fuente auxiliar para el conocimiento del pasado, aunque cuente los acontecimientos en un estilo diferente al utilizado por los historiadores modernos. De hecho, los paralelismos entre la crisis de 1200 a C y los sucesos narrados por las leyendas griegas son numerosos. En primer lugar, los autores antiguos cuentan que una generación antes del sitio de Troya, hubo algunas guerras en Grecia, como la primera invasión del Peloponeso liderada por los hijos de Heracles, la cual fue finalmente rechazada.121 Ya hemos visto que, a finales del siglo XIII a C, la mayoría de las ciudades micénicas sufrieron destrucciones. Con respecto a la expedición contra Troya, este hecho es presentado como un gran conflicto en el que numerosas fuerzas griegas tomaron parte, asolando también otras ciudades de Asia Menor. Los enemigos no eran solamente los troyanos, sino también una alianza de pueblos costeros de Anatolia (luego eran “Pueblos del Mar”). Después del saqueo de la ciudad, algunos héroes griegos, como el rey Agapenor de Arcadia, Demofón el ateniense, o Teucro, el hermano de Áyax, se establecieron en Chipre (la isla que fue ocupada por los micénicos).122 Con referencia a la historia de los adivinos Mopso y Anfíloco, citada anteriormente, hay otro interesante detalle. Una leyenda lidia cuenta que la diosa Derceto o Atergata, adorada por los filisteos y sirios, fue castigada por Moxo (o Mopso), quien la arrojó a un lago de la zona de Ascalón;123 de modo que los mushki, aliados con los aqueos, desalojaron a los filisteos de su patria, forzándolos a emigrar a Palestina.
Otros mitos cuentan que dos o tres generaciones después de la Guerra de Troya, los Heráclidas regresaron, en otra exitosa invasión, al Peloponeso,124 y esto se corresponde igualmente con la evidencia arqueológica de que en la segunda mitad del siglo XII a C las principales ciudades micénicas de Grecia fueron finalmente destruidas o abandonadas.125

LA CERÁMICA FILISTEA

Como es bien sabido, la llamada cerámica filistea se muestra como un híbrido entre el estilo micénico IIIC:1b, o Estilo Cerrado, y la cerámica local levantina.126 Las típicas representaciones de pájaros deben de haber sido una evolución de algunos motivos pictóricos originados en la koiné levanto-micénica o cipro-micénica de los siglos XIV y XIII a C.127 Por otro lado, el estilo micénico IIIC:1b también utilizaba decoraciones pictóricas, basadas en los mismos modelos.
Si hay un consenso en que la cerámica filistea deriva de la cerámica micénica pero fue producida por un pueblo no-micénico, entonces se la puede considerar, al menos en su origen, comparable a otra cerámica de imitación como el llamado Estilo Rudo. Creo que la clave de su aparición puede encontrarse en Ashdod. Como ha sido sugerido por M. Dothan, esta ciudad pudo haber sido conquistada por la primera oleada de Pueblos del Mar,128 la que atacó Egipto durante el reinado de Merneptah e incluía a los ekwesh, aliados con los sherden y shekelesh. Así pues, no es extraño que el nivel XIIIb, el cual siguió al nivel de destrucción XIV, contenga cerámica micénica genuina. El siguiente nivel XIIIa muestra la llegada de los filisteos, en una nueva oleada invasora a la que se habían unido nuevamente los shekelesh y quizás también los sherden. Alguna cerámica micénica IIIC fue encontrada en él (posiblemente perteneciente a los Pueblos del Mar previamente establecidos), junto a la específica cerámica bícroma filistea. Finalmente, en el periodo del estrato XII, la ciudad fue ampliada por los filisteos. Las similitudes entre la cerámica filistea y la cerámica micénica IIIC:1b pudieron ser debidas, por tanto, al hecho de que los filisteos imitasen las formas micénicas que ellos encontraron en Ashdod (y tal vez en otros lugares de Palestina). Probablemente el estilo micénico IIIC era ya apreciado en esa época en los mercados orientales. La subsiguiente interrupción de contactos entre los filisteos y la nueva koiné cipro-micénica del siglo XII a C hizo que la evolución de la cerámica fabricada por este pueblo desterrado se separase de la de sus modelos.

NOTA SOBRE LA CRONOLOGÍA

He adoptado la alta cronología egipcia para este artículo, en concordancia con la Cambridge Ancient History y con algunas obras recientes sobre los Pueblos del Mar.129 Para aquellos estudiosos que siguen la baja cronología, el año 8 de Ramsés III es 1176 a C, en lugar de 1190 a C; y de acuerdo con esto, la “crisis de 1200 a C” debería ser datada en el primer cuarto del siglo XII a C, pese a su habitual denominación.
En cualquier caso, la controversia sobre fechas absolutas no afecta a la cronología relativa de los acontecimientos históricos, y por ello, se puede estar de acuerdo en las siguientes conclusiones:
1) El ataque de los Pueblos del Mar que fue rechazado por Merneptah debe de haber ocurrido durante el reinado del rey hitita Arnuwanda III.
2) La destrucción de Pilos en el sur de Grecia tuvo lugar algunos años antes del fin de Troya VIIa.
3) La caída de Troya puede considerarse contemporánea de la extendida devastación que se produjo en Anatolia, Chipre y Siria, tal como está registrado en la gran inscripción de Medinet Habu.
4) Esta devastación general debería datarse entre el final de la XIX Dinastía (la época de Siptah y Tausret) y el principio de la XX Dinastía, teniendo en cuenta que los egipcios sufrieron las últimas consecuencias de la crisis mediterránea en la época de Ramsés III.



NOTAS

1 E. de Rougé, “Extraits d’un mémoire sur les attaques dirigées contre l’Égypte par les peuples de la Méditerranée vers le quatorzième siècle avant notre ère”, RA 16, 1867, 35–45, 81–103.
2 Breasted III §§ 298–351, 491, 569–617; IV §§ 35–135, 397–412.
3 A. Strobel, Der spätbronzezeitliche Seevölkersturm (1976) 177.
4 G. A. Wainwright, “The Meswesh”, JEA 48, 1962, 93; Breasted III § 491.
5 R. O. Faulkner, “Egypt: From the Inception of the Nineteenth Dynasty to the Death of Ramesses III”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 226; Wainwright loc. cit.
6 Breasted III § 579.
7 N. K. Sandars, The Sea Peoples: Warriors of the Ancient Mediterranean 1250–1150 BC (1978) 158; Breasted IV §§ 403–4.
8 Ibid. IV §§ 35–135.
9 Ibid. III § 569.
10 Ibid. III § 579.
11 Faulkner op. cit. 232–3.
12 R. D. Barnett, “The Sea Peoples”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 367; Strobel op. cit. 182–90; Sandars op. cit. 157.
13 T. R. Bryce, “Lukka Revisited”, JNES 51, 1992, 129–30; J. D. Hawkins, “Tarkasnawa King of Mira: Tarkondemos, Bogazköy Sealings and Karabel”, AnatSt 48, 1998, 1.
14 Strobel op. cit. 190–201.
15 G. A. Wainwright, “Some Sea-Peoples”, JEA 47, 1961, 90. Este autor cree que los shekelesh procedían de Lidia o Caria.
16 Ibid. 73; Sandars op. cit. 107, 157.
17 Breasted III § 588.
18 Ibid. III § 580.
19 H. G. Güterbock, “The Hittites and the Aegean World: Part 1. The Ahhiyawa Problem Reconsidered”, AJA 87, 1983, 136–8.
20 E. Forrer, “Vorhomerische Griechen in den Keilschrifttexten von Bogazköi”, MDOG 63, 1924, 1–24; Güterbock art. cit. 138; Hawkins art. cit. 30–1; W.-D. Niemeier, “Mycenaeans and Hittites in War in Western Asia Minor”, en: R. Laffineur (ed.), Polemos: Le contexte guerrier en Egée à l’Age du Bronze. Aegaeum 19 (1999) 141–55. Véase también P. A. Mountjoy, “The East Aegean–West Anatolian Interface in the Late Bronze Age: Mycenaeans and the Kingdom of Ahhiyawa”, AnatSt 48, 1998, 33–67. Esta última autora ha localizado los asentamientos de los ahhiyawa mencionados por las fuentes hititas en una zona del suroeste de Anatolia y del Egeo oriental, estableciendo de forma precisa su estrecha relación con los micénicos.
21 H. G. Güterbock, “The Hittite Conquest of Cyprus Reconsidered”, JNES 26, 1967, 73–81. La tierra de Arzawa incluía Lidia y Caria, de acuerdo con J. B. Mellaart, “The Political Geography of Western Anatolia during the Late Bronze Age – Who Lived Where?”, AfO Beiheft 19 (1982) 372–7.
22 Véase la referencia al texto de Madduwatta (KUB XIV 1 + KBo XIX 38) en Güterbock art. cit. (n. 19) 133–6, y algún comentario en Güterbock art. cit. (n. 21) 80. La alta datación es seguida por Hawkins art. cit. 25, y en T. R. Bryce, The Kingdom of the Hittites (1998) 140–7, 414–15. Pero según este documento, las actividades de Madduwatta, un gobernante rebelde de Arzawa, involucraron a la región hitita de Pitassa (véase Barnett op. cit. 363), la cual es mencionada en la inscripción de Merneptah.
23 Breasted IV §§ 35–135, 397–412.
24 Ibid. IV § 64; J. B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (3ª ed., 1969) 262–3.
25 La traducción correcta del texto hitita KBo XII 38 está explicada en Güterbock art. cit. (n. 21). Las cartas RS L 1 y RS 20238, procedentes de Ras Shamra, están traducidas en Sandars op. cit. 142–3.
26 Breasted IV §§ 35–135.
27 Sandars op. cit. 35, 124, 160.
28 Breasted IV § 52. Véanse las ilustraciones basadas en los citados relieves (que están localizados en el muro norte del templo de Medinet Habu) en J. H. Breasted (ed.), Medinet Habu Vol. I: Earlier Historical Records of Ramses III (1930) lam. 22, 43.
29 Sandars op. cit. 114–5.
30 Ibid. 50; Wainwright art. cit. (n. 4) 93.
31 Faulkner op. cit. 226.
32 Wainwright art. cit. (n. 4) 99.
33 Ibid. 93–4.
34 Breasted IV § 405.
35 Ibid. IV § 85.
36 Ibid. IV § 77.
37 R. Drews, The End of the Bronze Age: Changes in Warfare and the Catastrophe ca. 1200 BC (1993) 52.
38 Breasted IV § 44.
39 T. Dothan, “Initial Philistine Settlement: From Migration to Coexistence”, en: S. Gitin et al. (eds.), Mediterranean Peoples in Transition: Thirteen to Early Tenth Centuries BCE (1998) 151–2.
40 Breasted IV 37–8 § 64. Véase una copia de la inscripción jeroglífica original en K. A. Kitchen, Ramesside Inscriptions: Historical and Biographical V (1983) 37–43.
41 F. H. Stubbings, “The Recession of Mycenaean Civilization”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 340; Faulkner op. cit. 242; C. Baurain, Chypre et la Méditerranée Orientale au Bronze Récent: Synthèse historique (1984); D. O’Connor, “The Sea Peoples and the Egyptian Sources”, en: E. D. Oren (ed.), The Sea Peoples and Their World: A Reassessment (2000) 95. Las reconstrucciones históricas hechas por todos estos autores están basadas en la interpretación más frecuentemente seguida del documento egipcio.
42 En otro párrafo del texto, Ramsés III manifiesta de nuevo que “la llama” estaba desplegada ante los enemigos que llegaron hasta la desembocadura del Nilo, y continúa relatando la victoria de su flota en la batalla naval del Delta. Véase Pritchard loc. cit.
43 K. Bittel, Hattusha: The Capital of the Hittites (1970) 131–3.
44 Barnett op. cit. 370.
45 L. Woolley–R. D. Barnett, Carchemish: Report on the Excavations at Jerablus on behalf of the British Museum III (1978) 224.
46 W. F. Edgerton–J. A. Wilson, Historical Records of Ramesses III: The Texts of Medinet Habu (1936) 53, 106–9; Pritchard loc. cit.
47 V. Karageorghis, Nouveaux documents pour l’étude du bronze récent à Chypre (1965) 293; H. W. Catling, ‘Cyprus in the Late Bronze Age’, in: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 209.
48 H. H. Nelson–U. Hölscher, Medinet Habu 1924–28 (1929) 3–4. Estos autores consideraron la crisis como el final de una cadena de migraciones, que comenzó, mucho tiempo atrás, con una oleada de invasores procedentes de los Balcanes, y continuó con la conquista aquea de Creta. Posteriormente, invasores europeos irrumpieron en Anatolia forzando a algunos elementos de las poblaciones más antiguas a abandonar sus hogares. Finalmente, tanto los recién llegados como los vencidos alcanzaron las costas de África. En relación con el año 8 de Ramsés III, ellos claramente creen que los invasores de Palestina fueron desalojados del sur de Anatolia por los europeos recién llegados. Véase también Pritchard loc. cit.; Sandars op. cit. 197–202. En sus conclusiones, esta última autora expresa sus dificultades para hacer una clara reconstrucción de la crisis. No obstante, ella sugiere como una posibilidad que los invasores de las fronteras egipcias se hubiesen desplazado desde Anatolia, Chipre, y el norte de Siria tras haber sido hostigados por otros Pueblos del Mar, algunos de ellos pocedentes de puertos egeos.
49 Breasted IV §§ 115–16. Véase también H. H. Nelson–U. Hölscher, Medinet Habu Reports (1931) 27–32.
50 Breasted IV § 129.
51 O. R. Gurney, The Hittites (1975) 39. En las primeras ediciones de la citada obra, el autor escribió: “Los hititas y otros pueblos huyeron hacia Siria en una gran invasión que, en conjunción con los Pueblos del Mar, amenazó a Egipto.”
52 Sandars op. cit. 35.
53 T. Dothan, The Philistines and Their Material Culture (1982) 5; Sandars op. cit. 131; Wainwright art. cit. (n. 15) 74.
54 C. Mégalomatis, “Les Peuples de la Mer et la fin du monde mycénien: Essai de synthèse historique”, en: E. De Miro et al. (eds.), Atti e Memorie del Secondo Congresso Internazionale di Micenologia: Roma-Napoli 14–20 ottobre 1991 II (1996) 811; Stubbings op. cit. 340; Catling op. cit. 242. Estos tres investigadores identificaron los denyen de la inscripción como dánaos o “danaoi”, refiriéndose claramente a los griegos micénicos, y no al pueblo anatolio asentado en Adana.
55 Mégalomatis op. cit. 813. Este autor considera que los filisteos eran pelasgos, llegados desde la Grecia continental.
56 Dothan loc. cit. (n. 39); L. E. Stager, “Ashkelon”, en: E. Stern (ed.), The New Encyclopedia of Archaeological Excavations in the Holy Land I (1993) 103–12.
57 Dothan op. cit. (n. 53) 96; A. Furumark, Mycenaean Pottery II: Chronology (1972) 118–20.
58 Dothan op. cit. (n. 53) 160–72; Sandars op. cit. 166; Barnett op. cit. 373–4.
59 J. Gunneweg et al., “On the Origins of Pottery from Tel Miqne-Ekron”, BASOR 264, 1986, 17–27. Estos especialistas han demostrado el origen local de la cerámica filistea basándose en el NAA (Neutron Activation Analysis).
60 T. J. Barako, “The Philistine Settlement as Mercantile Phenomenon?”, AJA 104, 2000, 515–16; Dothan op. cit. (n. 53) 289.
61 Con respecto a estos estilos de cerámica micénica (pictórico y levantino), véase Karageorghis op. cit. 201–29.
62 Wainwright art. cit. (n. 15) 77–80. Este autor argumentó que los filisteos tenían su asentamiento original en el río Calicadnos de Cilicia occidental, pero esta zona es también la frontera entre Cilicia y Panfilia. Véase la localización de Hapalla (al este de Arzawa) en Mellaart loc. cit. (n. 21).
63 Gen. 10, 14.
64 Jer. 47, 5.
65 R. Graves, The Greek Myths I (1990) 292.
66 Barako art. cit. 523; Dothan op. cit. (n. 39) 156–7.
67 C. W. Blegen, Troy and the Trojans (1963) 64–6.
68 Sandars op. cit. 161–2.
69 Ibid. 162; Barnett op. cit. 365; Gurney op. cit. 42–3.
70 Mégalomatis op. cit. 811; Stubbings op. cit. 340; Catling op. cit. 242.
71 Véase una recopilación del mito en Graves op. cit. I 200–3.
72 M. C. Astour, Hellenosemitica: An Ethnic and Cultural Study in West Semitic Impact on Mycenaean Greece (1967) 1–80.
73 M. Bernal, Black Athena: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization (1987) II 20–98; F. H. Stubbings, “The Rise of Mycenaean Civilization”, en: CAH II 1 (3ª ed. 1973) 633–8.
74 M. J. Mellink, “The Hittites and the Aegean World: Part. 2. Archaeological Comments on Ahhiyawa-Achaians in Western Anatolia”, AJA 87, 1983, 141. Con respecto a la cerámica micénica en Tarso, véase E. French, “A Reassessment of the Mycenaean pottery at Tarsus”, AnatSt 25, 1975, 53–75.
75 Y. Yadin, “And Dan, Why Did He Remain in the Ships?”, Australian Journal of Biblical Archaeology 1, 1965, 19–23.
76 Gurney op. cit. 43.
77 Sandars op. cit. 155.
78 Ibid. 158, 170, 201; Strobel op. cit. 48–54; Wainwright art. cit. (n. 15) 76.
79 Breasted III § 306; Sandars op. cit. 36.
80 H. Goedicke, The Report of Wenamun (1975).
81 Barako art. cit. 524. See the archaeological data of Tel Dor in S. R. Wolff et al., “Archaeology in Israel”, AJA 102, 1998, 777–9; E. Stern, en: S. Gitin et al. (eds.), Mediterranean Peoples in Transition: Thirteenth to Early Tenth Centuries BCE (1998) 346–9.
82 Blegen op. cit. 161–2; M. Korfmann, ‘Troia – Ausgrabungen 1995’, Studia Troica 6, 1996, 1–64; id., ‘Troia – Ausgrabungen 1997’, Studia Troica 8, 1998, 1–70.
83 Blegen op. cit. 165, 171.
84 Mountjoy art. cit. 53. La Handmade Burnished Ware también apareció en Chipre después de la destrucción de las principales ciudades, junto con la cerámica micénica IIIC. Véase V. Karageorghis, “Cultural Innovations in Cyprus Relating to the Sea Peoples”, en: E. D. Oren (ed.), The Sea Peoples and Their World: A Reassessment (2000) 256.
85 Blegen op. cit. 167–71.
86 Mountjoy art. cit. 46; id., “Troia VII Reconsidered”, Studia Troica 9, 1999, 297–321.
87 Stubbings op. cit. (n. 41) 350.
88 Barnett op. cit. 377; Strobel op. cit. 208.
89 Barnett op. cit. 367; Wainwright art. cit. (n. 15) 84. Ambos autores hacen referencia a los gorros que llevan ciertos guerreros de los Pueblos del Mar, mostrados en Nelson–Hölscher op. cit. (n. 49) fig. 4.
90 Véase la localización del río Shekha (o Seha) en Hawkins art. cit. fig. 11; Mountjoy art. cit. (n. 20) fig. 7.
91 Barnett op. cit. 368–9; Strobel op. cit. 190–201.
92 J. M. Munn-Rankin, “Assyrian Military Power 1300–1200 BC”, en: CAH II 2 (3ª ed. 1975) 285.
93 El texto KBo XII 38 está traducido en Güterbock art. cit. (n. 21) 73–81.
94 Güterbock art. cit. (n. 19) 136. Este autor comenta el texto KUB XXIII 1. Véase también Stubbings op. cit. (n. 41) 340.
95 “Ahhiyawa” debe de haber sido la palabra hitita que significaba aqueos en general. Así pues, dependiendo del contexto de cada documento, los hititas pueden estar refiriéndose a la Grecia continental (como el gran reino de Ahhiyawa), las colonias micénicas en Anatolia, o incluso ambas tierras.
96 E. H. Cline, “A Possible Hittite Embargo Against the Mycenaeans”, Historia 40 (1991) 1–9; Mellink art. cit. 140–1; Stubbings op. cit. (n. 41) 338–41.
97 Karageorghis op. cit. 231, 234–57; Sandars op. cit. 153.
98 S. A. Immerwahr, “The Protome Painter and Some Contemporaries”, AJA 60, 1956, 140. Véase también V. Hankey, en: L. Foxhall–J. K. Davies (eds.), The Trojan War: Its Historicity and Context (1984) 18; S. Sherratt, “Sea Peoples and the Economic Structure of the Late Second Millennium in the Eastern Mediterranean”, en: Gitin et al. (eds.) op. cit. (n. 81) 294–6.
99 La cronología del reino de Tudhaliya IV puede haber sido 1265–1235 a C y, de acuerdo con Karageroghis op. cit. 257, el Estilo Rudo apareció en la década 1250–1240 a C.
100 Stubbings op. cit. (n. 41) 338, 350–3; E. Vermeule, Greece in the Bronze Age (1964) 301–2, 323–5; V. R. Desborough, en: CAH II 2 (3ª ed. 1975) 658–62.
101 Ibid. 663–4. Véase también C. B. Mee, “The Mycenaeans and Troy”, en: L. Foxhall–J. K. Davies (eds.), The Trojan War: Its Historicity and Context (1984) 53.
102 Barnett op. cit. 363–4; Güterbock art. cit. (n. 21) 80.
103 Stubbings op. cit. (n. 41) 338–9. Una hipotética explicación podría ser que los micénicos que atacaron Egipto en el año 5 de Merneptah, los ekwesh, estuviesen circuncidados por haber confraternizado con gentes cananeas en el Levante, justo antes de navegar hacia Libia.
104 Güterbock art. cit (n. 21) 80; Bryce op. cit. 364–6.
105 El nombre hitita “Wilusha” es identificado con Troya y la Tróade por F. Starke, “Troia im Kontext des historisch-politischen und sprachlichen Umfeldes Kleinasiens im 2. Jahrtausend’, Studia Troica 7, 1997, 447–87 y en: Troia—Traum und Wirklichkeit. Begleitband zur Ausstellung Stuttgart–Braunschweig–Bonn, 2001–2002 (2001) 34ss. Véase también J. D. Hawkins, AnatSt 48, 1998, 1ss. y Niemeier op. cit. 143.
106 El rey hitita Muwatalli II concluyó un tratado con Alakshandu, gobernante de Wilusha; y durante la época de Tudhaliya IV, el reino troyano parece ser un vasallo de los hititas, ya que este monarca envió algunos documentos con el fin de restablecer a un rey depuesto llamado Walmu en el trono de Wilusha. Véase Bryce op. cit. 246–8, 341–2.
107 Las cartas procedentes de Ras Shamra están traducidas en Sandars op. cit. 142–3.
108 V. Karageorghis, Les ancients Chypriotes: Entre Orient et Occident (1990) 103.
109 Barnett op. cit. 370; Dothan op. cit. (n. 53) 292.
110 Karageorghis op. cit. 103–7.
111 Vermeule op. cit. 302; Sandars op. cit. 155. Esta última autora cree que la mayoría de estos agresores venían de Rodas y Cos. La cerámica micénica IIIC encontrada en Tarso se explica en French loc. cit.
112 Con respecto al fin de Ugarit véase M. Yon, en: W. A. Ward–M. S. Joukowsky (eds.), The Crisis Years: The Twelfth Century BC From Beyond the Danube to the Tigris (1992) 111–21. Véase también Barako art. cit. 521–2 n. 65. Los destructores de Ras Shamra deben de haber sido el mismo pueblo que conquistó Chipre, de acuerdo con las fuentes ugaríticas. La ciudad no fue reconstruida, pero en la cercana residencia real de Ras Ibn Hani, un grupo de recién llegados con cerámica micénica III:C1b reocupó el lugar. Esta cerámica tiene claras afinidades estilísticas con las cerámicas micénicas de Grecia.
113 Bittel op. cit. 133–6.
114 Barnett op. cit. 363–6; Sandars op. cit. 162; Stubbings op. cit. (n. 41) 355.
115 Barnett op. cit. 363. Pienso que Madduwatta vivió en la época de los últimos reyes de Hatti. Como el texto de Madduwatta (KUB XIV 1 + KBo XIX 38) hace referencia a Mukshush, un jefe que participó en sus ataques, es posible que Madduwatta hubiese gobernado, entre otras naciones, al pueblo a quienes los asirios posteriormente llamaron mushki (es decir, los seguidores de Mopso/Mukshush). No obstante, es significativo que otro héroe mítico llamado Mopso fue un rey de los tracios, de acuerdo con Diodoro Sículo. Véase Graves op. cit. II 129.
116 Bittel op. cit. 134–9; Bryce op. cit. 386–9. Este último autor identifica a los sucesores de los hititas en Anatolia central, basándose en algunos documentos escritos después de la caída de Hattusha.
117 S. H. Allen, “Finding the Walls of Troy: Frank Calvert, Excavator”, AJA 99, 1995, 379–80.
118 Véase por ejemplo M. I. Finley, The World of Odysseus (2ª ed. 1977) apéndice 2; id. et al., “The Trojan War”, JHS 84, 1964, 1–20; M. J. Mellink, “Postscript”, en: M. J. Mellink (ed.), Troy and the Trojan War (1986) 97–101; Bryce op. cit. 392–404.
119 Véase el párrafo relativo a la XIX Dinastía en el Epítome de esta obra clásica. El reinado del faraón llamado Thuoris puede ser identificado con la época de Siptah o, más concretamente, con el gobierno de su madrastra, la reina Tausret.
120 Véase infra, nota sobre la cronología.
121 Véase una recopilación de este mito en Graves op. cit. II 207–8.
122 Ibid. II 268–354.
123 La leyenda fue narrada por Janto, Lidiaca. Véase también Graves op. cit. I 302.
124 Ibid. II 209–10.
125 Algunas huellas arqueológicas de una invasión desde el noroeste de Grecia son estudiadas en N. G. Hammond, A History of Macedonia I (1972) 405–7. Véase también R. Drews, The Coming of the Greeks: Indo-European Conquests in the Aegean and the Near-East (1988) 203–25. El debate sobre la invasión doria todavía continúa.
126 Dothan op. cit. (n. 53) 96.
127 Furumark op. cit. 119; Karageorghis op. cit. (n. 47) 203–24.
128 M. Dothan, Ashdod Vols 2–3: The Second and Third Seasons of Excavations 1963, 1965, Soundings in 1967 (=‘Atiqot 9–10, 1971). Los datos arqueológicos estudiados por este investigador en Ashdod están resumidos en Sandars op. cit. 170–1. Véase también Dothan op. cit. (n. 53) 295.
129 Véase por ejemplo T. Dothan–M. Dothan, People of the Sea: The Search for the Philistines (1992).


Nota: El copyright del artículo “Los Pueblos del Mar y el trasfondo histórico de la Guerra de Troya” pertenece a Carlos J. Moreu. El permiso para volver a publicar esta obra en forma impresa o en Internet ha de estar garantizado por el autor.